Una charla con final feliz
Fecha: 30/03/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Montes Federico, Fuente: CuentoRelatos
... rato Carmen metió la lengua y Silvia abrió la boca para recibirla. Me corrí y las incité empujándolas para que se abracen. Cuando lo hicieron, me coloqué detrás de Silvia y metí la mano para tomarle una teta mientras le besaba el cuello. Después solté esa hermosa teta, acaricié a Carmen para dejarlas en su abrazo y fui a pasarle mis dedos lubricados en el trasero de la morocha. Reaccionó tensándose cuando la toqué allí, pero Carmen la abrazó y siguió con sus chupones mientras yo le trabajaba ese culito hermoso con un consolador pequeño.
Cuando el dildo entraba y salía sin quejas de Silvia, me acomodé detrás de ella y apoye en su culo la punta de mi pija. Se retorció otra vez y otra vez la rubia la abrazó para que se quede quieta. Suave, delicadamente y muy despacito jugué en ese agujerito hasta que la cabeza de mi pija entró en ella. Gimió y dio un gritito ahogado, pero nada más. Mientras se besaban entre ellas fui dejando que solo le terminara de entrar hasta el fondo. Cuando estuvo ahí, la aparté a Carmen con una mano, tomé los pechos de Silvia y empecé a moverme despacio.
Al rato estaba cogiéndole el culito mientras ella gemía y ponía su cabeza en los brazos de su amiga. La puse boca abajo y montada sobre ella empecé a salir y entrar con fuerza sin ninguna queja. Más vale, se retorcía y gemía de placer hasta acabar en un grito que ahogó contra las sábanas. Me fui ...
... saliendo de a poco y le dije a Carmen.
- “Hermosa, ahora le toca a tu colita, ponete boca abajo”.
La rubia no se hizo esperar, no solo se puso como le indiqué, sino que puso bajo ella dos almohadas para que su cola quede levantada. Me subí en esa bella hembra que me entregaba su culito tan tentadoramente, le saqué el rosario de bolitas y, sin ningún recaudo, le metí la pija hasta el fondo. Ella se acomodó para recibirme y disfrutó cuando empecé a cogerla.
- “Mas fuerte, cogeme más fuerte”, pidió.
La tomé por las muñecas y empecé a cogerla violentamente, disfrutando ese apretado y caliente culito que estaba penetrando, hasta acabar junto a ella mientras Silvia me acariciaba y besaba. Me acosté jadeando y cada una a un lado mío, apoyaron las cabezas en mi pecho abrazándome.
- “Nos tenemos que ir. Le dijimos a todos que íbamos a caminar. Vos sabés como son estos grupos, si se enteran, vamos a ser la comidilla de todos”, me dijo Carmen.
- “Ok chicas, pero por las noches, las espero”, les dije.
Cuando salieron del baño, bañaditas y vestidas, le di un abrazo y un beso a cada una y las acompañé hasta la puerta. Salí primero para estar seguro que nadie las podía ver y las dos se fueron a dormir. Al otro día actuaron como si nada hubiese pasado. Pero a la noche, tarde, sentí que golpeaban la puerta y ahí estaban las dos, con ganas de volver a disfrutar del sexo compartido.