Raquel y sus cinco folla-amigos esclavizados
Fecha: 04/04/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos
... una papilla, la escupe en el plato del suelo y su esclavo con una cuchara se la va comiendo.
Lo mismo ocurre con la bebida. Raquel se mete un buen trago en la boca, se la enjuaga, hace gárgaras por unos segundos y lo escupe todo en el vaso del suelo. El chico se lo va bebiendo a medida que tenga sed, con tropezones incluidos entre la bebida.
Raquel en su nevera guarda seis cajetines. En cinco de ellos tiene escritos los nombres de sus esclavos. En el sexto simplemente pone “Maromos de mis correrías nocturnas del finde”.
En ellos conserva condones que en el interior tienen sus respectivas eyaculaciones. Estos preservativos están anudados en la punta, por supuesto, para que no se pierda la lefa que contienen. Es de las varias eyaculaciones que va recolectando de sus esclavos y de sus conquistan anónimas del fin de semana.
El condón es obligatorio, en primer lugar para protegerse ella, pero sobre todo para que no se desperdicie la simiente. Los condones a modo de flash de hielo, aunque estos no están congelados, los utiliza para dárselos de postre a sus folla-amigos. Uno por día, para que no se envicien.
Pero eso sí, hay una norma crucial, y es que no puede darles de su propio semen, tiene que ser el de otro. Raquel desata uno que coge a boleo de los cajetines de sus compañeros o del sexto cajetín y se lo vacía en la boca a su esclavo. Después le da la vuelta como a un calcetín, se lo introduce en la boca a su esclavo para que lo chupe y lo mastique y sin dejar ...
... que lo escupa, le vuelve a poner la “mascarilla”. Por cierto, las compresas son reutilizables, en el sentido de que al día siguiente o en otro momento se la puede colocar a otro esclavo.
La expresión popular “besar el suelo que piso”, Raquel la pone en práctica en el sentido literal del término, pues cuando sale de la ducha con su albornoz caminando descalza va dejando un sin fin de huellas de agua por todo el piso, que el folla-amigo de turno tiene que lamer y chupar hasta dejar el suelo bien limpio y seco.
Por la tarde es turno de hacer la compra para reponer los productos consumidos. Compra que pagan los folla-amigos, por supuesto, por algo al final del día reciben su orgasmo correspondiente. Raquel les pasa la lista de lo que hay que comprar y se acuesta un poco a dormir la siesta.
En este caso, a Julio al acabar la jornada le hará una mísera gayola.
Le colocó el preservativo correspondiente, se la machacó los diez minutos que Julio tardó en correrse y después le sacó el condón, lo anudó y lo colocó en la cajetilla que lleva su nombre.
¿Tanto sacrificio para recibir una manuela como recompensa?
El hecho de estar al servicio de Raquel bien lo merece. Es una hembra despampanante. Alta, con sus curvas de infarto, su melena rubia al viento y con un rostro tan sublimemente bello que ni siquiera el mismísimo Rafael redivivo podría reflejar a la perfección en un lienzo.
Raquel tenía sus preferidos. Estos eran Manu y por supuesto Oscar. Con ellos no era tan ...