Diego: historia del dotado y ardiente bombero, especialista en apagar incendios orales con mucha leche (capitulo 2).
Fecha: 19/04/2025,
Categorías:
Bisexuales
Gays
Hetero
Autor: Oro93, Fuente: SexoSinTabues30
... y va sintiendo, uno tras otro, las descargas de lechazos en su interior y, como las anteriores veces (excepto aquella primera vez) lo va disfrutando con la tranquilidad que brinda los anticonceptivos inyectables pagados por nuestro semental; porque entendió que su semental no desperdiciaría jamás una gota de leche fuera su conchita y menos en un frío latex, condición que le dejó bien en claro en aquella primera vez que, sometida a su nuevo macho, con intensas sacudidas puesta de cuatro, inundó de leche su deliciosa cavidad vaginal, no solo ignorando, con su ímpetu de hombre fornicador, las constantes súplicas de su víctima para que largara afuera sino que, para dejarle bien en claro quien manda; con sus gruesos dedos, introdujo en su concha una parte de la lechita que rebosó de la vagina y, para que tomara buena nota, la sometió nuevamente boca abajo hasta dejarle muy, muy en el fondo ya no una, sino dos raciones de su nuevo y delicioso alimento.
Ella, que contra su voluntad recibió semen por primera vez a los 12 añitos, tras ser violada por su vecino, se llenó de miedo al existir la chance de quedar preñada y más aún considerando la gran cantidad de esperma que Diego liberó en cada una de ambas descargas. Varios días después, y con la dicha de un test de embarazo que marcaba negativo, el bombero le expresó: «María, cada vez que me abras las piernas te voy a largar adentro, no en tu cara, no en tu boca ni en tus pechos, porque las hembritas como vos tiene que recibir ...
... siempre leche de hombres como yo» le expresó aunque, para darle la oportunidad de ser cogida sin miedos, se encargó de pagar las inyecciones anticonceptivas. Así fue que durante toda la noche de un viernes, casa sola mediante, la estrenada conchita recibió, entre gritos sin pausas y espasmos de placer, unos 4 tiros muy bien trabajados con abundante leche, que fue directo, sin escalas, a lo más profundo del hueco de la ya insaciable y bien cogida empleada, así como todas las que voluntariamente (y las que no también) fueron empaladas por el. Y volviendo a la cogida…el empotrador agradeció su delicioso regalo, con un apasionado beso y una fuerte nalgada, momento en el cual, fascinado y lleno de orgullo contempló su leche escurrirse por los labios vaginales y muslos de una María que, contenta y lecherada, se retiraba de su habitación. Diego, agarrando su paquete, comprendió que su delicioso deber como hombre era taladrar las conchitas e impregnarlas con su viscosa y blanquecina marca, aunque también era consiente de que su verdadera y placentera pasión sexual, el impulso que motivaba su líbido en la vida, era someter oralmente a putitos adictos a las pijas dotadas y lecheras como la suya, que estaba siempre lista para las profundas batallas en cada nueva garganta dispuesta a soportar sus brutales y despiadadas embestidas, pero ninguna como la que portaba el joven Elías, la que muy pronto cambiaría su vida para siempre…
Y así vivía este bombero; ante la sociedad, todo un ejemplar ...