1. Encontré a mi ex en la universidad a distancia


    Fecha: 13/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: jovenesalegres, Fuente: TodoRelatos

    ... entreteniéndose en la cima con la punta de la lengua.
    
    —Joder Sonia, no recordaba lo bien que lo hacías.
    
    —A mí no se me había olvidado tu polla...
    
    Estaba excitadísimo. Me terminé de quitar los pantalones y le aparté su larga melena hacia un lado para ver mejor cómo me la chupaba.
    
    Viendo su generoso escote, no pude evitar acercarle una mano. Le palpé las tetas por encima de la ropa notando su firmeza y volumen.
    
    —Necesito que me folles ya —dijo poniéndose de pies y apoyándose con los brazos sobre la mesa.
    
    Tenía su culo perfecto frente a mí. Sus pantalones ceñidos no dejaban nada a la imaginación y en ellos se marcaba un poco el tanga que debía de llevar puesto.
    
    Me levanté y apoyé mi polla bien dura entre sus nalgas.
    
    —Así que estás bien cachonda, ¿eh? —solté dándole un azotito en el culo.
    
    —Síííí. Quiero que me folles como cuando teníamos diez y ocho años. Llevo todas estas horas imaginándolo y no puedo más.
    
    Me restregué aún más contra su culito mientras que ella misma lo contoneaba.
    
    Alargué las manos y le desabroché el pantalón. Tiré hacia abajo bajándole el pantalón y el tanga a la vez.
    
    Me agaché y hundí mi cabeza entre sus piernas hasta llegar a su sexo. Estaba ardiendo y lujuriosamente húmedo de excitación.
    
    —¡Déjate de jueguecitos y métemela ya! —me exhortó.
    
    Coloqué mi pene entre sus nalgas rozándome un poco, y ante sus movimientos de cadera, ubiqué mi prepucio en la entrada de su vagina.
    
    —¡Vamos! ¡Fóllame! —rogó acariciándose ...
    ... el clítoris con una mano.
    
    Se la metí sin ningún tipo de miramientos. Suerte que estaba muy lubricada y no la hice daño.
    
    Le bombeé tan rápido como pude con el envite de mis caderas. Sus nalgas generaban ondas con cada embestida, y ella gemía como una loca.
    
    Pegué mi pecho contra su espalda y follamos como perritos desenfrenadamente.
    
    En un momento dado le desabroché el sujetador, y ella se dio la vuelta.
    
    Le ayudé a terminar de quitarse el pantalón y el tanga, y nos besamos con pasión mientras que le rozaba el coño con la polla.
    
    En aquel momento me sentí culpable, ya que ella estaba engañando a su novio actual conmigo. Lo mismo que me hizo a mí y me dejó en su día destrozado. Había sido una decisión suya, pero yo era cómplice del delito.
    
    Consciente de que algo me debía de estar pasando, Sonia se subió el jersey dejando a la vista sus tetazas. Aquello, sin duda, llamó poderosamente mi atención. Las manoseé como si estuviera haciendo pan y luego hundí mi cabeza entre medias llenándolas de babas.
    
    —¡Qué tetas tienes! —dije antes de meterme uno de sus pezones en la boca.
    
    No me había dado cuenta, pero ella había guiado mi pene de nuevo hacia su sexo. Me sujetó de la nuca con sus brazos y me acercó a ella para besarme. Nuestras lenguas lucharon entre nuestras bocas como si de dos dragones se trataran.
    
    Inconscientemente habíamos vuelto al mete-saca.
    
    —Me pone muy cachondo ver tus tetas saltar mientras follamos.
    
    Ella sonrió y, con la ayuda de la mano, ...