El Sobrino Capítulo 1: La Primera Noche
Fecha: 14/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... escalofrío al bajar la mirada hacia mi cuerpo y descubrir que tenía los pezones muy parados. Al parecer todos esos roces habían tenido efecto en mí. Quería dejar a Joaquín de espaldas a mí y salir corriendo a cubrirme, pero la fuerza de su brazo me hizo completar el giro y terminar de nuevo frente a él, esta vez aprovechándose de mi distracción para dejar su cuerpo presionando fuertemente al mío.
Él no se detenía, continuaba bailando como si nada pero yo en sus ojos podía ver que estaba sintiendo todo mi cuerpo y lo disfrutaba. No podía creerlo, todos sus esfuerzos por pegarse a mí habían dado fruto y en ese momento debía estar sintiendo mis pezones erectos contra su pecho, mi abdomen contra el suyo y mi vientre contra su entrepierna…
Todos los pensamientos me atacaron en un segundo cuando pude analizar bien la situación. Dejé que mi cuerpo sintiera también la delgadez y firmeza del suyo, quise inspeccionar cada parte que mi cuerpo lograba sentir: grave error.
Justo en ese momento pude comprobar que estaba pasando algo más, algo que no había calculado hasta entonces porque me parecía lejos de toda posibilidad. En ese momento, pegada a todo su cuerpo, sentí algo duro y fuerte en su entrepierna.
Estaba nerviosa y atrapada, pues no podía pensar en otra cosa que se acabara la canción, pero como también estaba confundida, le eché la culpa a los tragos que me había tomado de whisky y a los que también había tomado Joaquín.
Me dije que eso no podía ser verdad, cómo ...
... iba a tener una erección un chico como mi sobrino conmigo, las personas de su edad pueden tener chicas jóvenes, sus compañeras de estudio o alguna de sus novias seguro habrían sido más sexys que yo, entonces pensé que debía confirmar lo que sospechaba y sin dudarlo puse mi mano sobre su lumbar y terminé de empujarlo contra mí.
Toda su pelvis quedó aprisionada contra mi vientre y ahí pude confirmarlo todo: una erección completa que sentía desde el Monte de Venus hasta mi ombligo, parecía una columna de hierro que sostenía su cuerpo. Así la sentí mientras nos seguíamos moviendo ahora mucho más lento al ritmo de la música. Yo lo miraba fijamente a los ojos mientras él intentaba esquivar mi mirada. Ninguno decía nada.
Al parecer, ahora que me tenía donde tanto había querido, estaba asustado y no sabía qué hacer.
Yo continué bailando, meneando mis caderas a un ritmo más lento pero más pegado a él, restregándome sutilmente sobre lo que escondía su pantalón.
Esos movimientos debieron estimularlo porque inmediatamente allá abajo todo se movió de un salto, estábamos tan juntos que casi podía sentir cómo la sangre entraba a toda velocidad y aumentaba el tamaño y el grosor de su pene, en ese momento no podía detenerme, no sabía quién era yo ni por qué no había cortado con todo.
De repente era como si nos hubiéramos teletransportado a otro lugar, como si no hubiera nadie alrededor y esa sala fuera una habitación llena de lujuria en la que solo estábamos los dos. Yo, no como ...