1. Toda mojada en carnavales


    Fecha: 27/05/2025, Categorías: Hetero Autor: DevoraMela, Fuente: CuentoRelatos

    ... encima de mi hombro, estás prácticamente encima de mí, me sobrepasas y llegas al balde antes que yo.
    
    Me doy la media vuelta y corro otra vez al frente, pero esta vez cuando me giro a mirar no estás allí.
    
    Me quedo asomada en aquella esquina, esperando a que me vengas de frente.
    
    Pendeja yo… porque de repente suelto aquel chillido de susto que siempre hago cuando me sorprendes.
    
    ¡Chaaas!
    
    El agua fría me empapa de pies a cabeza. Ya perdiste el interés en darme con las bombitas, así que tomaste el balde de agua y te viniste con el sigilo de una pantera por detrás y me la vaciaste encima.
    
    Me paso las manos por la cara e inmediatamente te pego con una palmada en el brazo.
    
    -¡Tramposo!
    
    -¿Tramposo yo? Mira quien habla.
    
    Hago una mueca, no estás equivocado.
    
    -Pero es que si yo no te hago un ataque de sorpresa nunca te puedo dar -digo malcriada.
    
    -Ahora los dos tenemos el pecho mojado.
    
    -Tú solo el pecho y la pierna -digo de brazos cruzados- yo sí que estoy toda mojada.
    
    -¿Toda? ¿Estás toda mojada? -tu voz grave con ese tono sugestivo que me encanta.
    
    Yo ya sabía que terminaría más mojada que tú en esta guerra, y la verdad es que aunque no me imaginé que serías tan bestia como para echarme el balde de agua completo, ahora resultaba bastante bien para la segunda parte de mi plan. A pesar del calor del sol, la brisa acariciando mi piel mojada me tenía completamente erizada y no era un accidente que no llevaba puesto nada debajo de mi camiseta que había ...
    ... elegido blanca a propósito.
    
    La tela mojada está pegada a mi piel, mis pezones prensados contra la tela.
    
    Creo que ya llegó el momento de acabar con la guerra…
    
    La manera que me miras definitivamente hace que me moje entre las piernas. Miras mis tetas como una fiera hambrienta, te acercas y coges lo tuyo, tus manos grandes las juntan y aprietan. La camiseta está chorreando, y el agua acumulada cae en hilos a medida que me las tocas y estrujas.
    
    Rozas tus pulgares sobre mis picos erguidos, me provocas un escalofrío; bajas la cabeza a mi pecho y muerdes uno de mis pezones prensados contra la tela, sacando un gemido de dolor placentero de mis labios.
    
    -¡Qué rica estás! -dices con voz gruesa antes de besarme en los labios, tu lengua entrando a mi boca y enredándose con la mía.
    
    Tus manos bajan a mis nalgas.
    
    -Te voy a llevar para atrás.
    
    Hago un saltito y abrazo tus caderas con mis piernas. Quiero refregarme contra tu erección, pero así no llego.
    
    Sujetas mi peso agarrándome por el culo y caminas cargándome así hasta el patio trasero. Mis tetas presionadas contra tu pecho, voy besando tu cuello y lamiendo tu oído a medida que nos acercas al mueble de mimbre.
    
    Me sueltas antes de sentarte en el mueble y pasas a desabotonar mis pantalones cortos de vaquero. La tela mojada parece pegada a mi piel, las deslizas con esfuerzo por mis muslos hasta que quedan como un charco arrugado a mis pies.
    
    Me devoras con la mirada, contemplas mi pequeña tanga blanca. Juntas las ...