Salvaje cogida a mi cuñada
Fecha: 28/03/2018,
Categorías:
Incesto
Fantasías Eróticas
Autor: EDARPASEX, Fuente: CuentoRelatos
Siempre la había deseado. Aunque era mi cuñada, sus curvas turbaban mis sentidos cada vez que la tenía cerca de mí. Nunca le dije nada, simplemente la miraba y disfrutaba sus formas, sin que ella se diera cuenta. Un día llegó a mi pequeño negocio con un lindo gatito blanco, el cual sin pensarlo se introdujo a la tienda. Ella por supuesto que lo siguió sin reparar en que yo estaba solo en ese momento. Como no había clientes, la seguí, primero con la vista, y luego en persona. No podía apartar de mí esas hermosas y bien torneadas nalgas morbosamente entalladas en una pequeña falda de mezclilla blanca. El noble animal se había ocultado justo detrás del inodoro del baño, sobre el cual, perfectamente inclinada sobre su cintura, mi cuñada luchaba afanosamente por sacarlo, pero el gato se resistía. Parado justo detrás de ella, y a pocos centímetros de su trasero, mi verga casi explotaba dentro del pantalón, pero no me atrevía a rozarla en sus nalgas. nervioso le propuse ayuda, a lo cual asistió, pero le indique que no cabríamos en ese pequeño espacio, por lo cual ella se hizo a un lado casi arrodillada quedando justo a la altura de mi notoriamente erecta verga. La vi mirándome de reojo e inflar sus fosas nasales en pleno estado emocional y hacer un gran esfuerzo por contenerse, prefiriendo continuar con la tarea de salvar a su gato. Nuevamente quedó mi verga cerca de sus lindas y deseables nalgas. Sin medir las consecuencias, y tras mirar que no había nadie en el mostrador del ...
... negocio, extraje de mi pantalón aquel falo que goteante casi reventaba al ser liberado de su prisión. Con las dos manos tome delicadamente sus caderas, y como quien busca ayudar, acaricié morbosamente sus formas. Ella volteó un poco, pero hizo como que ignoraba la maniobra. Continuando con mi excitante tarea poco a poco subí esa forzada falda por la posición en que estaba y coloqué mi gruesa y larga verga entre sus piernas. Quiso resistirse lanzando un pequeño grito de protesta, pero con un rápido movimiento baje de golpe sus pantaletas y coloqué justo en su vagina mi babeante y lujuriosa extremidad. Reaccionó levantándose un poco, pero esa maniobra solo sirvió! para que de repente sintiera como era penetrada en seco por mi tremendo miembro eréctil. Un grito de dolor se fue apagando mientras modosamente decía "no, por favor, eso no está bien. mira que somos cuñados y... ahhh, ahhh, ahhh...", totalmente extasiado inicié la más salvaje penetración sucesiva de que tenga memoria, metiendo y sacando mi verga de su vulva, hasta que terminó por entregarse y se reclinó, para que apoyada sobre el depósito de agua, me la cogiera completamente. Un torrente de leche caliente inundó su interior y la hizo lanzar el más largo y sensual gemido de placer que jamás haya escuchado. Para ese momento el gato ni la clientela me importaban. No quería que aquel momento se terminara sin antes poseerla nuevamente. El gato maullaba, y la gente en el mostrador llamaba incesante. Pronto se marcharon. Ella ...