1. Primera Vez en La Ducha Dorada


    Fecha: 11/07/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: SexieLP1975, Fuente: SexoSinTabues30

    ... movían de arriba para abajo y los tomaba con la punta de los dedos, los apretaba suave y acariciaba las plantas que le producían suaves cosquillas placenteras. Le pedí que acabara en mi boca y respondió que sí, que en cualquier momento se venía. Acabame… te espero con la boca abierta. Sí, amor, sí… ya lo siento. Dámelo, dame todo ese polvo, hija de puta… Sí, sí… me vengo en tu cara, dijo y las piernas estaban en el aire, rígidas y los pies estirados. Damelo, lo quiero en la boca… dame todo ese polvo y empezó a gemir y a acabar. Las manos bajaron hacia la concha y tomó los labios y los abrió un poco quedando el clítoris hinchado al desnudo. Le puse la lengua encima y lo masajeé suave. Ella temblaba y me puse a lamer en círculos sobre el botoncito. Sentía como los temblores intensos seguían y otra vez chupé suave. Movía la cabeza de un lado al otro sobre la almohada y seguía acabando. No me moví ni dejé de estimularla, trató de poner la mano sobre mi cara para alejarme pero le tomé las muñecas y las puse a ambos lados del cuerpo y seguí y seguí. Con la voz entrecortada decía que no podía ser que estuviera acabando así, que tenía un polvo tremendo, que no se terminaba nunca. Y yo estaba en el cielo de los machos comiendo a una hembra como Eloísa, llevándola de polvo en polvo en un río hecho de un orgasmo poderoso y único que tenía como afluentes otros orgasmos ...
    ... más chicos, de diferentes corrientes y caudales pero que mantenían el nivel del principal. La sábana blanca tenía un gran circulo húmedo y yo seguía allí, sin dejar de comerla. No puedo más, rogó. Dame otro… dame otro en la boca, quiero sentirte acabar una vez más. No puedo, ya no puedo… ni bien terminó de decir eso le dí una palmada sobre los muslos. Dámelo, ordené y ella seguía tensa como una vara. Le pegué otra palmada en el muslo y otra orden que me entregara ese orgasmo. Y otra palmada y otra… y empezó a sacudirse en la cama y gimió largo y profundo, tembló como una hoja y se tomó la cara con las manos. Un par de palmadas más, sin dejar de lamerla y se quedó quieta. Sus pies ya no se movían ni estaban duros y estirados, las piernas se relajaron y yo dí por terminado el gran rio Orgasmo del Carajo, me separé de su sexo y besé su sus papitos abiertos, las ingles y una suave recorrida de lengua sobre los labios medio abiertos todavía. El Monte de Venus también fue parte de la recorrida hacia su rostro que todavía estaba tapado por las manos. Qué rica que sos, que deliciosa concha tenés me atreví a decirle. Quitó las manos de la cara y me miró con esos ojazos verdes. Te sentís bien? Sí, me siento muy bien. Dejame que baje del cielo, hijo de puta, dejame descansar – dijo. La besé suave en la boca y me coloqué a su lado, hicimos cucharita hasta que nos dormimos. 
«12»