METAMORFOSIS 204
Fecha: 12/07/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Betelgeuse, Fuente: SexoSinTabues30
Lupercio cabalgaba por los alrededores de la propiedad de su padre, iba pensativo, recuperado de sus dolencias, había abandonado la cama, se sentía bien a sus veinticuatro años y no asimilaba aún la maternidad de Dina su madrastra menor con un año que él, le tenía inquina, por su sobriedad y excesiva manifestación de feminismo arrogante, claro que para esa mujer la debilidad era su hijo Aarón, pero con la llegada del nuevo miembro de la familia posiblemente el pequeño se encuentre rezagado, Lupercio notó en la cara de su padre cierta inquietud, como no estar seguro de aquello de ser padre por segunda vez con esa mujer, los pensamientos del jinete fueron diluyéndose y ese rictus de seriedad se iba diluyendo transformándose en una amplia sonrisa, respiró hondo, deseaba llegar a aquel lugar, lo más pronto posible, el tiempo apremiaba para Lupercio, divisó aquella ramada, al primer habitante que vio fue a Renata que cargaba plantas de maíz, sonrieron, Lupercio preguntó por la madre de la niña, Ana, la pequeña respondió señalando arriba en el entablado de la casa, apareció un niño descalzo llevando tan solo un calzoncito que le pertenecía a su hermana siendo ella muy pequeña, Lupercio agitado se arrodilló delante del niño gustoso de verlo caminar aunque lo hacía con dificultad, le abrió los brazos en señal que se acercase e instintivamente el pequeño Renato de dos años fue a parar a los brazos del jinete visitante, lo abrazó con bastante ternura y no contento con eso lo marcó ...
... llenándolo de mimos y besándole repetidamente las mejillas y la frente, le dio la bendición, Ana que había salido estaba arrimada a la puerta de la ramada, había visto todo lo que Lupercio le hacía a su hijo menor, la mujer lo saludó y al saludo vino el subir marcando al niño llegando a abrazarse los tres juntos, Renata desde el suelo limpio de la ramada continuaba sosteniendo las plantas de maíz viendo que su madre era acariciada por el hijo del patrón Joaquin Valdés, dueño de estas tierras, el mayor terrateniente del lugar, los tres entraron, la puerta se escuchó con fuerza al cerrarse, hubo un pequeño silencio, Renata de cinco años continuó con su tarea, le vino por averiguar lo que sucedía en lo alto de la ramada, sigilosamente vio entre la pared de madera tejida que dejaba hendijas y por allí vio la pequeña a su madre Ana completamente desnuda recibiendo encima de su humanidad el cuerpo desnudo del hijo del patrón, el pequeño Renato estaba sentado lamiendo un dulce cuyo colorante se pegaba en la piel de su carita, se podía ver el penecito salido por un hueco del calzoncito, Ana gemía ante la embestida sexual de Lupercio que se notaba en el movimiento de esos cuerpos, la pequeña con detenimiento miraba ese pene venoso y peludo que entraba y salía de la vagina de su madre que tenía bien abiertas las piernas, observaba ambas pelvis unirse mezclándose los vellos, pudo ver el movimiento de aquellos testículos, de aquellos labios buscándose afanosamente tras gemir y jadear, ambos ...