1. Todo gracias al accidente con el cierre de mí pantalón ( parte 8 )


    Fecha: 01/04/2024, Categorías: Sexo con Maduras Tus Relatos Autor: Koko, Fuente: RelatosEroticos-Gratis





    Y había pasado una semana qué conseguí que mí abuela recién me permitiera tener intimidad con ella, cuando sintió ya mis manos tocándole su espalda, hombros y cuello, no pudo soportar más el ser una mujer asexual tanto tiempo que olvidó el juramento que hizo en su tumba a mi abuelo y cayó presa de todo ése deseo tantos años reprimido y por fin pudo disfrutar ella del 
    sexo ayudada por el licor que había bebido. 
    
    Pero ahora ella seguía distante conmigo como si nada hubiera pasado entre los dos y eso me molestaba muchísimo, pero recordaba todo lo que me dijo Cristina sobre la paciencia que no la presionará, pero otra vez tenía mis testículos hinchados y llenos de leche, así que buscaba el momento y día adecuado para meterle mí pene 
    nuevamente. Pero no sé presentaba la ocasión de estar solos entonces corrí el riesgo y el día lunes cuando salieron mis padres a trabajar yo   hice supuestamente e igual me fui al colegio y luego regrese a casa y lo hice porque muchas veces sorprendí a mí abuela viéndome el bulto entre las piernas así que me pareció que no era el único que necesitaba tener intimidad, quería ...
    ... sorprenderla y al meter la llave en la cerradura de la puerta principal y abrí con cuidado para no ser escuchado y  sabía dónde ir y fuí en su busca.
    
    La encontré en su dormitorio y al verme ella sé quedó congelada de la impresión, estaba con un tipo de vestido de tul delgado así que no lo pensé y  fuí de frente abrazándola poniendo su trasero en contacto con el bulto que tanto ella miraba solo me dijo.." Koko que estás haciendo en casa..Y por qué no has ido al colegio..? Solo le refregaba mí verga entre sus nalgotas y que lo tenía ya muy erecto.
    
    Éso la calentó mucho a mí abuela y empezó a moverse con ganas sobre mí erección, así que luego solita se volteó y arrodilló liberándolo de su encierro y cuando ya lo tuvo en sus manos lo miraba con lujuria y su mano subía y bajaba por todo mí pene. Cuándo había alcanzado ya su máximo tamaño, su lengua recorría toda la cabeza de mí instrumento para luego meterlo en su boca con la experiencia que ya me había demostrado me empezó a chuparlo con mucha lujuria, llevándome ya al cielo y cerré los ojos y disfrutaba de la maravillosa felación que ya me estaba dando mí abuela. 
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