1. Manuela (05)


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... marido y mujer durante más de un año en la India. Hasta he tenido que entrar ilegalmente en España desde Marruecos y pagarlo en sexo durante dos meses en Barcelona". "No te has aburrido, no. Ahora no le des vueltas, estás conmigo, procuremos no creamos problemas y quien sabe lo que nos reserva el futuro próximo. Vamos a cenar". ¿Cómo es posible que en un hotel de cinco estrellas nadie pueda proveerte de preservativos?. Aunque sea en un pueblo de Soria, coño. El postre de la cena fué un largo y sabroso sesenta y nueve. Por primera vez ví correrse a Consuelo y no sólo me gustó, sino que me emocionó. Tras un rato de descanso, copa y cigarrillo compartidos, la rubia empieza a acariciar mi pene y a mordisquearme lóbulos, labios y pezones ("me excita estar tranquila contigo; quiero que me penetres, que me folles, pero no te corras dentro"). Tras los primeros momentos de excitación tengo ganas de ponerme un poco duro, pero no me atrevo y ella lo nota ("pídeme lo que quieras, lo que te pone a tono"). Muerdo esos pezones que me entontecen con más fuerza de lo habitual, doy unos sonoros azotes en un duro culo que se estremece de gusto ("me excita mucho; pónte un poco salvaje, pero no me pegues en la cara, no lo aguanto") y consigo una erección de órdago. "Pónte de pies, ven. Métemela, pero no te vayas dentro". Penetro un coño caliente, mojado y ajustado a mi rabo. La postura es incómoda, pero me encanta chocar con esas grandes tetas cada vez que doy un pollazo. Agarro el culo con ...
    ... fuerza, apretando con todos los dedos, lo que provoca un par de gemidos en Consuelo ("sigue, sigue; me queda poco, cuidado con tu leche"). El orgasmo es largo, vibrante, ruidoso y agitado. Tras unos segundos se gira y me ofrece el trasero ("aquí, entra y córrete en mi culo"), penetro sin problemas y empiezo a bombear agarrándome a las tetas con fuerza ("sigue mi niño, dáme tu leche"). Aguanto sólo unos pocos minutos antes de eyacular ("tenemos que conseguir condones para la próxima vez"). Llevamos unas veinticuatro horas en la casa familiar de Consuelo en las cercanías de la Pedriza del Manzanares. Es una gran casa de piedra berroqueña cuya planta baja y jardín está acondicionados como bar - restaurante. Me he acercado a la farmacia (ya tengo condones) mientras Consuelo ha ido a por el correo a casa de una prima. Al entrar la veo en el dormitorio, arrodillada en la cama y rodeada de no menos de veinte cartas. Llora suave y calladamente mientras intenta leer varios folios al mismo tiempo. "Son de Jericó. Está en Mauritania dirigiendo un hospital y quiere que me reuna con ella". "¿Y tu qué quieres hacer?" "No se, pero creo que sigo enamorada de ella. Solamente Jericó y tu habeís significado algo bonito para mí en los últimos años. Sabes, tiene dos hijos de un hermano muerto a su cargo que según ella necesitan una madre y me pide que sea yo. Voy a aceptar. ¿Me ayudarás con los gastos del viaje?". Son las cuatro de la mañana y en el aeropuerto de Barajas hace frío. Hay poca gente ...