Móviles -5
Fecha: 06/04/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: perrofiel, Fuente: CuentoRelatos
... forma en que lo seas. Nadie va intervenir para evitar lo que pase. Piensa que vas a perder toda autoridad, que vas a dejar de ser quien crees y aparentas que eres. ¡Cuántas visitas van a tener una visión real de ti! Laura ya está informando a tu compañera que has puesto la señal de chicos en uno de los reservados. Espero que no sea demasiado curiosa y quiera comprobarlo, quizás hasta pueda no respetar la limitación de su uso a verdaderos machos y abrir, por lo menos, la puerta. Ahora, solo te queda esperar a ver qué pasa. Recuerda, te estamos observando. Guarda silencio, no sea que llames la atención si alguien entra en los aseos. Y llega el silencio. Sé que ha pasado un buen rato. Nada se oye, nadie ha entrado. En éste ambiente parece que mucho tiempo ha pasado, parece eterno. Todas las posibilidades me dan vueltas a la cabeza, todas las cosas que puedan pasar. Casi todas van a parar a lo mismo y es lo que ha dicho mi Ama: voy a perder toda autoridad, toda dignidad ante quien abra la puerta. Voy a aparecer como una puta, evidentemente sumisa por las ataduras y el collar, marica por la vestimenta de zorra que envuelve todo mi cuerpo y el color de la correa que adorna mi cuello y estira de los huevecillos. La puerta de los aseos se abre, los pasos que oigo no me permite adivinar de qué sexo es. Giro inconscientemente la cabeza, buscando oír mejor lo que pasa al otro lado de mi puerta. Los latidos están desbocados. Intento tranquilizarme pensando que lo que tenga que pasar ...
... pasará. Pero eso no me tranquiliza en absoluto. La otra puerta se abre abre y se cierra inmediatamente. Pasan unos eternos segundos, se oye la cisterna y de nuevo la puerta que se abre. No la oigo cerrarse. Alguien abre el grifo, adivino que para lavarse las manos y se oye cerrar una puerta. Pienso, respirando, que por fin se ha ido. Aunque enseguida empiezo a pensar si realmente no habrá sido la puerta del otro reservado. Agudizo el oído por si se oye lo que sea. Cuando han pasado unos minutos, eso creo, me relajo, lo que me permite la situación y respiro tranquilo. Definitivamente se ha ido. Empiezo a desesperarme. Tanto silencio, salvo algún murmullo que llega desde el pasillo y del que me siento a salvo. La oscuridad que llena la estancia, acentuada por la venda y las dos puertas que me aíslan del resto de las instalaciones empiezan a hacer mella. Tampoco es un aseo de servicio público que cualquiera pueda entrar. Se me ocurren solo dos personas que puedan entrar y una de ellas es Laura. Lo que en el fondo me preocupa más. Pero tanto descontrol está calando ya en mí. No tengo control de nada. No suelo tenerlo. Pero la ceguera y la sordera que todo lo llena hace que nada pueda hacer, que nada pueda decidir, por muy en guardia que pueda estar. La eternidad sigue llenando cada segundo. La puerta se abre de nuevo. Esta vez con más ruido. Por el ruido de los zapatos adivino que es una mujer. Me siento a salvo, a no ser que.... Se acaba de abrir la puerta. Me muevo lo que puedo, ...