Móviles -5
Fecha: 06/04/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: perrofiel, Fuente: CuentoRelatos
... estar así, porque esto no te los hecho tu solo. - Soy sumiso y estoy aquí por deseo de mi Ama. - ¿Ama? - Soy aspirante a pertenecer a mi Ama - la voz me sale reprimida, como a espasmos, denotando la vejación que siento a la vez que el orgullo que siento por estar así o en cualquier circunstancia que desee Usted. - Mmm es interesante. Nunca he conocido a un sumiso. Y mucho menos verlo. Siempre he pensado que es una aberración. Pero verte así, me hace replantearlo. ¿Tus compañeras lo saben? No sé qué responder. Las dudas hacen que se traben las palabras. - Solo una. - ¿Es tu ama? - le digo que no. Me preocupa que acabe sabiendo demasiado -. Pero.... ¿alguien te habrá dejado asi? - su tono es dulce, curso, casi como si estuviera hablando a un niño. - Ha sido la compañera que lo sabe - atino a decir, deseando que termine pronto. - ¿Cuál de las dos es? - No sé si debo decirlo - vuelvo a tardar unos segundos. - Mira, me puede resultar muy fácil saberlo. Solo tengo que ir a tu oficina y decir que cómo estás aquí. Así que mejor si hablas - tardo unos segundos en negar con la cabeza, a riesgo de que lo haga. - En unos minutos lo hago. Y supongo que si estás así es para que te dejes hacer de todo - afirmo con la cabeza -. Verás, ahora no me atrevo a nada. Esto es una sorpresa para mí y muy nuevas. Me pone. Pero no sé qué hacerte. Así que me voy. Hahn, una cosa: tienes que saber que los lavabos de nuestra oficina se han estropeado. No seremos las únicas en venir. Tus compañeras, muy ...
... amablemente, nos han dejado utilizar los vuestros. Y ya sabes que somos chicos y chicas. Espero que te vaya bien - vuelve a sonar el interruptor y la puerta al cerrarse. Casi al instante se cierra también la puerta que da al pasillo. Nunca hubiera pensado que algo así podría pasar. Aunque son tantas las cosas que nunca podían pasar... Y más si empiezan a correr la voz. Aunque lo que más me preocupa es que mi compañera termine por enterarse de todo. Ruego que ni cumpla su amenaza y vaya a contárselo. Oigo risas en el pasillo. No quiero pensar por qué. Dentro de poco serán muchos, muchas las que sabrán mi condición de sumiso y que soy de Usted. Desde el momento que salga de los aseos no tendré valor de mirar a nadie del edificio sin pensar en lo que puedan estar pensando de mí. Voy a estar rebajado en todo momento, sintiendo la humillación de cruzarme cada día con ellos. Un paso a más para convertir mi condición de sumiso en la forma vida permanente que le entrego a Usted. De nuevo el tiempo se me echa encima. Los eternos minutos se suceden entumeciendo las piernas, los brazos que, pese a los movimientos en vano que intento hacer, se adormecen en la espalda estirando de los huevecillos en cada gesto limitado que intento hacer. Los pasos en el pasillo se van sucediendo, parece que con más frecuencia que otros días. Y en cada uno de ellos que oigo se me alteran los latidos pensando que en cualquier momento entre alguien y me descubra en mi condición oculta. Aunque a estas alturas ya ...