Lolitas
Fecha: 08/04/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... de esos labios sería imperdonable. Ambas eran mujeres, ambas tiernas, ambas delicadas, ambas se besaban exactamente con la misma delicadeza y ternura que las representaba, era como besarse con sí mismas, nadie más que ellas mismas sabían qué les gustaría, sentían que estaban recibiendo las caricias y las sensaciones que siempre desearon. Los besos se volvieron más húmedos y los movimientos faciales más pronunciados, se separaban y se daban besitos, pero no soportando tanta carga erótica y regresaban a esos apasionados y oportunos juegos con sus lenguas. Las manos ahora se habían puesto sobre los cuerpos y se exploraban con Hábiles caricias. Camila empujó firmemente a su amiga hasta apoyarla en la mesa del computador, sobre el teclado y alternó los besos en la boca, el cuello, las orejas y la frente; repartía también las manos en su cintura, su espalda, los muslos, el cuello y sólo a veces, el sostén; Sandra atraía a su amiga del culo y una vez sintiéndola lo suficientemente cerca metía las manos y le acariciaba ampliamente la espalda, tropezando con el sostén y empapándose con el sudor; también le daba ocasionales besos en lugares distintos a la boca, pero prefería emitir suaves gemidos cuando la tenía despejada, no sabía que las caricias que una amiga fueran tan oportunas, estratégicas y placenteras, todo a la vez. Se puso de pie y separándose un instante echó hacia atrás la impresora e hizo que Camila se sentara en el espaciecito que había quedado libre, sintió la mano de ...
... su amiga en su brazo atrayéndola rápidamente pero en vez de besarla con el afán que ella le exigía la miró directamente a los ojos, no pudo evitar una sonrisa tan maliciosa que causó en su amiga otra muy pícara y dispuesta a dejarse llevar por el elevado nivel de su libido se dispuso a llenarla de besos, caricias, empujones y magreos. En menos de lo que pensaron estaban besándose con furia, con desespero, con pasión, se tocaban con un desenfreno tal que a veces se dejaban fugaces marcas en el cuerpo, Camila era una chica que en cuanto se excitaba perdía la vergüenza y se aventuraba a cualquier estrategia que tuviera finalidad placentera, por este motivo había rodeado con sus piernas a su amiga y la sostenía firmemente mientras la besaba y la tocaba hasta en los lugares más recónditos e inalcanzables. Por su parte los sonoros y continuos gemidos que Camila emitía le indicaban a Sandra que estaba haciendo muy bien su trabajo y la excitación en que ella estaba sumida sin remedio denotaba que su amiga estaba haciéndolo a la perfección. Obviamente las frenéticas caricias y los profundos besos no eran suficientes para calmar la excitación que crecía sin fin así que optaron por masturbarse la una a la otra sobre la ropa, como aún tenían la falda del colegio era fácil acceder a sus partes íntimas, así que ávidamente Camila se echó hacia atrás, apoyándose sin precaución en la fina impresora, e hizo sentar a su amiga sobre su muslo, restregándola contra él y disfrutando de los sonidos ...