La primera vez de mi novia
Fecha: 14/04/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... nalgas y me atraía mas hacia su boca. Bajó su mano y con esos dos dedos comenzó a jugar con mis labios vaginales, abriéndolos y cerrándolos, pellizcándolos, acariciando toda la superficie empapada. Aquella manito me estaba volviendo loca; intenté abrir más las piernas para que sus dedos tocasen todavía mejor, y elevé mis caderas suplicando con mi cuerpo que me metiese alguno de sus diestros deditos. Introdujo su lengua en mí hasta el fondo, estaba completamente pegada a su cara, y con la lengua comenzó a hacer círculos dentro de mí. Agarré su cabeza con mis manos y la apreté contra mi entrepierna, haciendo la penetración todavía más profunda. De repente separó su cabeza de mí. Me quedé sorprendida, pero ella enseguida llevó su mano a "la vecina" y acariciándome dijo que me diese la vuelta y me pusiese en cuatro. Obedecí juguetona y me puse a cuatro patas, con el trasero hacia ella. La sentí agachada detrás de mí. Sentí su mano otra vez, acariciando desde mi clítoris hacia la entrada de la vagina, pero esta vez en vez de detenerse ahí sus dedos continuaron hasta mi ano, acariciándolo suavemente y mojándolo con los líquidos que ...
... emanaban de mi coño a borbotones. Ayyyy..... era la primera vez que me tocaban ahí y de esa manera, y he de reconocer que me encantó. Como vio mi reacción con la caricia, la repitió, haciendo que me estremeciese de nuevo. Con una de sus manos me abrió bien las nalgas, y con los dedos de la otra me rozaba el ano No aguanté más, me di la vuelta, la eché sobre la cama y me tiré encima de ella metiendo la boca entre sus piernas y dejando mi vagina a la altura de su cara. Comencé entonces, fuera de control, comiéndomela toda, bebiendo, aspirando, succionando, penetrándola con mi lengua y metiéndole un dedito en su culo, casi sin darme cuenta de lo que hacía. Ella, con un movimiento de su boca, me tomó entre sus labios y con suave mordisco apretó mi clítoris y lo lamió, relamió, succionó hasta que sentí como una punzada en mí que me decía que estaba a punto de llegar. Después de mi orgasmo, yo casi no podía moverme. Me temblaban las piernas, me sentía débil y había perdido la conciencia del espacio, del tiempo y de lo que había a mi alrededor. Ella me ayudó a tumbarme en la cama, me dio un suave beso y me quedé dormida abrazada a ella.