1. El paraíso del cornudo (extracto 4)


    Fecha: 04/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Abel Santos, Fuente: TodoRelatos

    EXTRACTO DE MI NUEVA NOVELA "EL PARAISO DEL CORNUDO"
    
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    La miré de reojo mientras ella seguía revisando la caja. Su pareo se le había movido dejando a la vista más cantidad de piel y mis ojos la acariciaban sin tocarla, pero con la tentación creciente de hacerlo. Su escaso atuendo era fácil de quitar, estábamos solos en el coche y aún nos quedaban cuarenta y cinco minutos para subir a las habitaciones. Todo un desafío.
    
    Mi polla crecía, se endurecía y pedía acción. Y rezaba para que Alma tuviera ganas de acabar el trabajo que empezó por la mañana. Lo dudé un instante y luego me lancé, era imposible mantener la cordura con ella respirando tan cerca, provocándome con el subir y bajar de sus pechos con cada respiración.
    
    Le pasé un brazo por los hombros y la atraje hacia mí.
    
    —Joder, qué bien hueles, Alma —le dije plantándole un beso en la mejilla.
    
    No pareció tomárselo a bien. ¿Es que había perdido las ganas de vengarse?, me lamenté.
    
    —Pero ¿qué haces? —soltó con desgana, aunque no hizo fuerza para apartarme de ella.
    
    —Quiero besarte, cuñada —le confesé lamiéndole el lóbulo de la oreja—. Esos cabrones nos están chuleando y tenemos que vengarnos.
    
    Pero ella no estaba por la labor, y no entendí el porqué.
    
    —Anda, deja… no seas pesado… —me soltó cortante—. Ahora no es el momento…
    
    Estaba claro que se me había pasado la vez. La había rechazado cuando ella me buscaba y ahora se había enfriado, al tiempo que yo me calentaba. Pero mi temperatura ...
    ... estaba demasiado alta como para aceptar una derrota a la primera.
    
    Le giré la cabeza con una mano y le arrimé mis labios a los suyos. En un segundo se los lamía con la lengua. Ella se giró un poco más y me puso las manos en el pecho, empujándome para que la soltara. Pero con escasa fuerza, insuficiente para tomarme en serio su resistencia.
    
    —Tú lo has dicho siempre, tenemos que vengarnos —insistí, echándole mano al top del bikini y subiéndoselo. Luego le aprisioné una teta y se la amasé jadeante—. Y ahora es un buen momento, tenemos tiempo…
    
    —Para, para… —decía ella con su boca ocupada por mi lengua—. Si sabes de sobra que yo quiero vengarme… Pero otro día, por dios, no ves que ahora no tengo ganas…
    
    —Y una mierda… —mis jadeos eran ya un torbellino, corría el riesgo de ahogarme si no respiraba deprisa—. Otro día nos vengamos más, pero tenemos que empezar ahora mismo...
    
    Estaba encendido. Ya no me cortaba, era imposible controlarme a mí mismo. Le sobaba el cuerpo con más manos de las que creía tener. Un cuerpo de escándalo. Con una mano le acariciaba el pelo, los hombros, la espalda. Y la otra la había bajado y manoseaba su entrepierna, obligándola a separar los muslos.
    
    —Joder, Pablo, pues sí que te has puesto cachondo… pero yo ahora no puedo… para… joder… para… —empujaba mis brazos para detenerlos, pero sin éxito.
    
    —No me jodas, Alma… no me vengas con que estás con la regla porque no cuela…
    
    Durante un par de minutos la estuve besando por todo el cuerpo. De ...
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