1. Bandera amarilla


    Fecha: 04/11/2025, Categorías: MicroRelatos, Autor: Lena Hache, Fuente: TodoRelatos

    Volví a la playa. No había ni un hueco cerca del puesto de socorrismo. La socorrista, al verme, movió su puesto lo necesario para hacerme un hueco junto a ella. Me sonreía con suficiencia, mirándome por encima del hombro. Por la cantidad de gente no me atreví a lanzarme a ella. Me insinué de manera descarada sin llegar a ser explícita.
    
    Me quité el sujetador del bikini y dejé mis tetas al aire. Las meneé para llamar su atención y ella las miraba de reojo, fingiendo que no veía lo que yo hacía. Me di crema en las tetas y luego le pedí que me diera en la espalda. No lo hizo porque tenía que estar atenta a la playa.
    
    - Pero tu compañero, el del otro puesto, ya está atento. No pasa nada si me ayudas. Si lo miras bien soy una damisela en apuros y tu trabajo es ayudarme. - Le dije con cara de cachorrito.
    
    Ella acabó dándome crema, más por no oírme más que por mi poder de convicción. Cuando terminó me fui a bañar.
    
    - Ten cuidado, que hay bandera amarilla. - Me dijo mientras me alejaba.
    
    No tuve ningún cuidado. Me pasé todo mi ...
    ... baño haciendo el cafre para provocarla más, hasta que me harté y fingí que me ahogaba para que viniera a salvarme. Me dio un vuelco el corazón cuando vi que era su compañero el que venía a salvarme, pero ella debió pararlo porque fue ella la que acabó salvándome.
    
    Mientras me agarraba iba apretando su brazo contra mi teta y me besuqueaba la nuca. Yo le metía mano. Mis dedos acariciaban su coño.
    
    - Eres un pedazo de puta. Verás si nos pillan... - Me dijo.
    
    Estuvimos un rato fingiendo que le costaba salvarme mientras nuestros coños se frotaban a través de los bañadores. Sumergíamos las cabezas para besarnos sin que nos vieran.
    
    - Si vamos a la arena te puedo hacer el boca a boca sin que nadie sospeche.
    
    - No. ¡Qué vergüenza! Hay demasiada gente. Sería una humillación.
    
    Un par de hombres se acercaban para ayudar a salvarme, por lo que tuvimos que ir saliendo para que ella pudiese decirles que ya no hacía falta porque ya tenía controlada la situación. No dejamos de frotar nuestros coños y nos corrimos antes de salir del agua. 
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