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Una noche de secretos
Fecha: 06/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: DominanteBSDM, Fuente: CuentoRelatos
... anticipación. Luego, con un gemido sofocado, deslizó la punta de su lengua por el glande, saboreando el sabor salado del pre-semen. Martín: Oh, sí, putita. Chúpala como la perra en celo que eres. Hazme sentir lo mucho que deseas mi polla. Ana obedeció, tomando la polla en su boca y succionándola con pasión. Se deleitó con el sabor y la textura, sintiendo la dureza de la polla contra su lengua mientras se movía arriba y abajo. Martín: Oh, sí, eso es… Chúpala y lamerla como una verdadera puta. Hazme gemir, perra. Muéstrame cuánto deseas ser mi sumisa. Ana se entregó por completo a la experiencia, sintiendo la excitación y la sumisión correr por sus venas. Disfrutó complaciendo a su maestro, deseando ser usada y degradada por él. Lamió y chupó su polla con devoción, saboreando su esencia y experimentando la sensación de poder que esto le proporcionaba. Martín: Eso es, perra. Eres una verdadera experta en chupar pollas. Martín: Ahora, putita, te voy a follar como la perra sumisa que eres. Prepárate para sentir mi polla en lo más profundo de ti mientras te hago gemir. Ana gimió mientras Martín la penetraba profundamente, sintiendo la totalidad de su longitud llenarla. Se deleitó en la sensación de ser poseída por este hombre dominante, sintiendo cómo su polla vibraba dentro de ella. Martín: Eso es, perra. Eres una verdadera puta en la cama. Ahora, quiero que me digas cuánto te gusta mi polla mientras te follo. Dímelo, putita. Ana soltó un gemido ahogado ...
... mientras él la embestía con pasión. Ana: Oh, sí… Me encanta tu polla… Me encanta cómo me follas… Soy tu puta… Tu puta sumisa… Martín sonrió ante sus palabras y empezó a follarla con más fuerza, haciendo que su cuerpo se retorciera de placer. Martín: Oh, sí, perra, eso es… Di lo que te gusta… Dímelo mientras te follo como una verdadera puta. Ana gimió, sintiendo oleadas de placer recorrer su cuerpo. Ana: Me gusta tu polla dentro de mí… Me gusta ser tu puta… Amo ser tu puta sumisa, Martín… Mientras Ana pronunciaba esas palabras, la puerta de la oficina se abrió, revelando a Raúl, el esposo de Ana, parado en el umbral, con los ojos abiertos como platos. Raúl: ¡Ana! ¿Qué… Qué está pasando aquí? Ana soltó un gemido ahogado mientras Martín continuaba embistiéndola con fuerza, haciendo caso omiso de la presencia de Raúl. Martín: Oh, sí, perra, sigue gimiendo mientras te follo como la puta que eres. Diles que eres mi puta sumisa y que amas ser usada por mí. Ana gimió, sintiendo un impulso primitivo de complacer a su maestro. Ana: Oh, sí… Soy la puta sumisa de Martín… Amo ser usada por él… Oh, Dios… Raúl se quedó paralizado, sin poder creer lo que estaba presenciando. Miró a su esposa, su cuerpo desnudo siendo penetrado por este hombre dominante, escuchando sus palabras de sumisión y deseo. Raúl: Ana… ¿Qué estás haciendo? Ana gimió, incapaz de responder mientras las embestidas de Martín se volvían más intensas. Sentía su cuerpo estremecerse de ...