La excursion naval - Relatos Eróticos

La excursion naval

... fueron a buscar a las chicas. Las encontraron aún cubiertas por las toallas azules y sin intención de desprenderse de ellas.

Así, envueltas en las toallas convenientemente engarzadas para que no se cayesen, caminaron hasta la sala del final que tan malos recuerdos les traía y cuando entraron por la puerta entreabierta y vieron allí sentados a los 4 árabes, supieron que otra mala aventura les esperaba.

-Buenos días, señoritas. Hoy aún no nos habíamos visto. ¿No dicen nada?

-Buenos días, respondieron con voz muy baja y más por miedo que por educación.

-¿Qué hay debajo de esas toallas? ¿estáis desnudas?

Ellas no respondieron, pero uno de los gorilas se apresuró a contestar.

-Si lo están señor. Ya nos llevamos los bikinis que lamentablemente dejamos olvidados ayer. Lo siento mucho señor.

-Bien chicas, así nos gusta, limpias frescas y desnuditas. Nosotros también estamos así debajo de estos albornoces.

Dada la deriva de la conversación, las dos chicas se estaban poniendo aún más nerviosas y buscaban por la sala a Fátima en quien poder apoyarse, pero hoy no estaba por allí. Ahmed se dio cuenta de la situación.

-¿Buscáis a alguien?, ¿A Fátima quizás? No os molestéis en buscarla, lo de hoy es solo cosa de hombres, dijo mientras los demás se rieron.

-Lamentamos las prisas de todo esto. Normalmente no somos así con nuestras invitadas y las hacemos disfrutar de unas vacaciones más largas, pero desgraciadamente dentro de unas horas tenemos que ...

... abandonar el barco.

-Efectivamente, como dice mi padre esto es así, pero os compensaremos para que disfrutéis mucho, aunque sea en poco tiempo. Nos hubiera gustado que probaseis más nuestros látigos y otros aparatitos de placer que tenemos. Aunque no os lo creáis, con el tiempo os llegaría a gustar.

Las caras de Gema y Patri eran un poema, no daban crédito a lo que escuchaban y allí de pie frente a ellos, sus piernas empezaban a mostrar cierto tembleque.

-Bueno caballeros, no tenemos mucho tiempo así que comencemos, dijo Hassan, a la vez que Omar ordenaba a los guardianes abandonar la sala, para disgusto de ellos.

-Señores por favor, esperen fuera de la sala. Creo que estas niñas ya saben que no deben dar problemas y no vamos a necesitar su ayuda. No creo que quieran volver a nadar en el mar. Si los necesitamos, se lo haremos saber.

Los dos hombres abandonaron la sala y nada más oírse el sonido de la puerta cerrarse, sonó la primera frase.

-Quitaros las toallas, queremos veros desnudas.

Las chicas compungidas no hacían por el momento movimiento alguno.

-Chicas, creo que ya tenemos todos suficiente confianza y no debéis tener esa vergüenza de la primera vez. Os hemos visto ya desnudas.

Patricia y Gema se miraron leventemente y comprendieron que no tenían otra alternativa que obedecer, así que lentamente se despojaron de sus toallas, manteniéndolas convenientemente en sus manos de forma que las cubría su sexo.

-Tirad las toallas al suelo, no seáis ...