Mi hija se convirtió en mi puta
Fecha: 26/04/2018,
Categorías:
Incesto
Confesiones
Autor: amf76, Fuente: CuentoRelatos
... cosa que nos daba oportunidad para hablar de las nenas que habían venido, ya que si bien yo sabía que Carla no tendría problemas no sabíamos cómo iba a reaccionar Carmen (la esposa de Martín), Así fue que fantaseamos en cómo nos cogeríamos a esas pendejas con sus conchitas depiladas y chiquitas y le meteríamos las pijas en la boca hasta que nos saquen la última gota de leche, hasta que en un momento, dos pendejas salen de la pileta y comenzaron a caminar hacia nosotros. Las dos tenían un andar bastante gatuno y sus pechos se balanceaban con cada paso. Una era una pelirroja de ojos verdes que partía la tierra y la otra una rubiecita de pelo corto, no tan voluptuosa como su amiga pero se notaba que tenía el mejor culo de las dos. Cuando finalmente llegaron, la pelirroja, con una sonrisa picarona dijo: -Nos invitan algo para comer? Nos estamos muriendo de hambre -Estamos en eso, contestó rápido Martín, - Falta un poquito pero si quieren le podemos dar algo de chorizo para entretener la boca. Yo no quería ni mirar pero ellas rieron y cómplices de la doble intención dijeron: -Bueno… pero que sea grande y nosotras lo elegimos. -Vení. Decime que querés.- le dijo Martín a la rubiecita y se colocó estratégicamente detrás de ella dándole paso para que vea la parrilla pero a la vez aprovecho para quedarse apoyando ese perfecto culito enfundado en una bikini negra. Sorprendentemente la chica no pareció perturbarse, sino que todo lo contrario, note como acomodo su colita para que ...
... Adrián la apoye mejor mientras miraban el asado. --A ver. Yo también quiero algo dijo la pelirroja e hizo lo propio conmigo.- Cuando se fueron Martín me dice: -Viste, están para cualquier cosa. -Si son una putitas, pero no vamos a hacer un escándalo en el cumple de Lore, tranquilicémonos. Al terminar de almorzar nuestras mujeres nos propusieron hacer una siesta, asique los cuatro nos fuimos a la casa y dejamos a los chicos disfrutando de la pileta, por supuesto lo de la siesta era excusa y los cuatro terminamos cogiendo a lo loco, salvo que yo lo hice pensando en esas chicas pero también en mi hija, en cómo le chupaba esas hermosas tetas y luego bajaba hasta meter mi lengua en su conchita. Si bien lo disfrutaba, pensar en eso me perturbaba bastante ya que se trababa de mi hija, por lo que una vez que terminamos, Martín y Carmen se quedaron durmiendo y con Carla nos fuimos a caminar. Carla me vio mal y me preguntó que me pasaba y como mi respuesta fue que nada, me preguntó si tenía que ver con las erecciones que había tenido con Lore, al ver que ella se había dado cuenta le conté lo que sentía y ella rio y me dijo que me tranquilizara que no era para tanto que con tiempo y tranquilos ella también tenía cosas que decirme de Lore. Luego de un rato de caminata, volvimos a la casa quinta. El terreno de la casa era muy grande y con varias entradas. En este caso entramos por una que no era la principal ya que nos quedaba más cómodo. Cerca de esta entrada se encuentra un cuarto de ...