1. Carlos, Anibal y Rafael, mis estudiantes sobresalientes 6


    Fecha: 30/12/2025, Categorías: Gays Autor: Anonimo, Fuente: SexoSinTabues30

    Me llamo Cristóbal, tengo 29 años, y muchos de los que me conocen piensan que soy mucho menor, que ando por los 20 recién. Mido 1.70, mi piel es clara, pero no soy blanco, tengo un buen físico; no hago mucho ejercicio, pero por mi trabajo ejecutivo, siempre estuve bien cuidado. En abril se me dio la oportunidad de iniciar a trabajar como maestro.
    
    Carlos aún continúa sobre mí, teniéndome bien ensartado; podía sentir el calor de su cuerpo en mi espalda, su respiración atrás de mi cabeza. Me encantaba sentir la presión del cuerpo aplastándome y, como siempre fantaseo, quedar abotonado con mi macho unos minutos, pegados por nuestros sexos y el macho entregando hasta la última gota de leche a su hembra.
    
    Después de unos minutos se separa de mí, dejándome vacío. Toma una cerveza para refrescarse; yo también me incorporo para hacer lo mismo y refrescarme. Carlos caminaba por la sala tomando aire; era una tarde calurosa. Me deleité viendo a mi reciente montador exhibir toda su hombría sin ningún reparo. Se percata de las medias y hace el gesto de quitárselas, pero le digo que no, que se las deje, porque me daba morbo su imagen desnuda solo con medias.
    
    Accede a mi capricho, toma su camiseta y se seca el sudor de la cara y se sienta, me mira directamente y comenta: «Tenía razón, hay que vivirlo para poder saber si algo es bueno o no», y sí, sí está bueno. Mire cómo me tiene la verga, tiesa, queriendo seguir reventándole el culo. Toma su verga y hace ese gesto de bajarla y ...
    ... esta rebota como resorte y golpea su abdomen.
    
    ¿Quieres mi conchita de nuevo, cabroncito ? Me dejo escurrir en el mueble que me encontraba y abro mis piernas para que tengas una vista perfecta de mi entrada; juego con un dedo que entra con facilidad en vista de la reciente actividad, empieza a salir un poco de la leche que había recibido y lo hunto en mi culo como lubricante, gesto que eleva el libido de mi macho, quien se levanta para llegar donde me encontraba. Se pone de rodillas y con su miembro hace lo mismo que hizo mi dedo: recogió la leche que empezaba a salir y la guiaba de nuevo adentro.
    
    Qué rica concha tiene, profe, mete su cabeza, ufff, qué rico aprieta mi verga, se nota que no ha tenido macho desde hace un buen rato, qué desperdicio de hembra, pero desde hoy tiene macho para reventarlo, le voy a dejar el ojete abierto y chorreando leche muy seguido, me la mete casi todo y me arranca un gemido. Sí, papi, quiero ser tu hembra, quiero que me revientes la concha una y otra vez.
    
    Empezó una penetración suave; ambos estábamos disfrutando de nuestro sexo sin ningún reparo. Carlos alzaba la mirada y cerraba los ojos; por mi parte, me deleitaba viendo a mi macho cogerme. Acariciaba su pecho. Cada momento los ánimos subían, el ritmo aumentaba, sus estocadas eran cada vez más fuertes. Nuevamente la casa se llenaba de nuestros gemidos y golpes de cadera.
    
    Si bien ya había disfrutado de Rafael y su profunda penetración, Carlos me brindaba otras sensaciones, en vista de ...
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