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Los casos de Berenice Vineyards (vol. 2)
Fecha: 24/09/2017, Categorías: Otras Categorías, Anal Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
... tetas! –completó el tercero. –¡Qué buena cogida que le vamos a dar! –sentenció el último. –¡¡Otra tanga para la colección!! –gritaron los cuatro a coro. Al escuchar las tres primeras exclamaciones, Valley comprendió que no se podían estar refiriendo a otra que no fuera su voluptuosa compañera, y con las dos últimas supo que esos sujetos no podían ser otros que los miserables violadores. Así que decidió intervenir: sacó su arma de su casillero y les apuntó mientras les notificaba el arresto. –¡Policía, están todos arrestados! Los sorprendidos gimnastas giraron inmediatamente y levantaron sus manos; pero justo cuando Valley recordaba que los violadores eran cinco, el que faltaba apareció por detrás y lo golpeó fuerte en la cabeza. El agente perdió su arma y fue sometido a una paliza brutal. Mientras lo golpeaban con saña, uno de los delincuentes abrió su casillero y sacó tres tanguitas; estaban rotas, desgarradas y algo sucias. –Estos son nuestros trofeos de guerra… y pronto tendremos otro –le dijo antes de volver a fisgonear por la abertura secreta– ¡Ya se fue! ¡Me la has hecho perder, hijo de puta! Una patada en las costillas rubricó la golpiza al agente que se revolcaba de dolor en el piso. En ese momento, un inoportuno mensaje de Vineyards llegó al teléfono de Valley. El profesor de aeróbica lo leyó. “Te espero en el hall. Alguna pista?”. –¡La puta está con él, es policía también! –¡Nos querían tender una trampa! Una última y fulminante patada en la cabeza apagó la poca ...
... luz que le quedaba al pobre Valley. Berenice esperaba en el hall cuando recibió la respuesta a su mensaje: “Descubrí algo, espérame en la sala de aeróbica”. Entonces la agente se dirigió hacia el lugar indicado y mientras allí esperaba recibió un segundo mensaje: “Quítate la ropa”. “Para qué?” respondió confundida. La respuesta llegó inmediatamente: “Confía en mí”. Vineyards confió en que se trataba de un plan de su compañero y comenzó a desnudarse en la desierta sala. Una a una se fue despojando de sus prendas hasta quedar tan sólo con una pequeñísima tanguita hilo dental –y su anillo de compromiso, obviamente–. De atrás parecía tener la cola desnuda, ya que el triangulito de la tanga era mínimo y las tiritas de los costados eran demasiado finas. De adelante, el triangulito era apenas un poco más grande que el de atrás. De pronto, los cinco violadores irrumpieron violentamente a la sala y sorprendieron a la semidesnuda agente. Esta vez los delincuentes no llevaban máscaras. Entraron festejando el éxito de la emboscada: –¡Pensaste que nos podías atrapar, perra culona! –¡Policía y puta! –Te vamos a violar y después a matar, o quizá hagamos al revés. –Te vamos a destrozar como a tu compañero. Entonces los fortachones se acercaron a la agente en postura desafiante. Una vez más, la pequeña rubia quedaba parada frente a frente –y en pelotas– contra hombres corpulentos sin más alternativa que defenderse con sus puños. Eran cinco hombres contra Berenice Vineyards. Todos musculosos. ...