Mi profesor me convirtió en su esclava (I)
Fecha: 03/05/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: karen69, Fuente: CuentoRelatos
Era una mañana calurosa en Caracas. La típica mañana que a los habitantes de esta ciudad nos hace sentir caraqueños: tráfico a montón, retrasos en el metro con el consabido congestionamiento de dicho sistema, los abusadores que quieren ser más que los demás comiéndose las luces de los semáforos, las flechas, los motorizados…En fin, lo típico que nos hace sentir que somos de Caracas. Esa mañana tenía clases en la universidad. Mi nombre es Karen, tengo 23 años y soy estudiante de contaduría, voy por el cuarto semestre de mi carrera, y si bien no soy de las mejores estudiantes, mis notas nunca han sido malas. La primera clase fue de la materia Contabilidad Avanzada, y fue la clase que hizo posible toda esta historia, la clase que cambiaría mi vida por completo. El profesor de esa materia era un imbécil. Su nombre: Martin. Se rumoreaba mucho que recibiera favores sexuales por parte de muchas alumnas de sus clases a cambio de buenas notas, y la verdad, no me extraña que existan los rumores, ni mucho menos me extrañaría que fueran ciertos, por el modo de dar sus clases. Acostumbraba pasar a las chicas a la pizarra para resolver algunos ejercicios, más que a los chicos, solo para recorrer sus cuerpos con ojos lascivos. Y más de una caía en su juego, y le paraba el culo o sacaba pecho mientras estaba en la pizarra. Más de una vez lo vi manoseando “sin querer” a alguna alumna, más que todo fuera de la universidad, aunque no era raro verlo por los pasillos de la misma simulando un ...
... tropezón con sus pies o una caída, para posar sus manos sobre el cuerpo de alguna chica. Pero ese día, en esa clase, cayo la gota que derramo el vaso. Me hizo pasar a la pizarra, donde yo debía resolver un par de ejercicios básicos de contabilidad. Comencé mi tarea, anotando en la misma las cantidades y sacando las cuentas necesarias para resolverlo bien. Cada tanto miraba de reojo hacia el escritorio del profesor, y lo pillaba viéndome con total lascivia. La verdad, estoy acostumbrada a ese tipo de miradas, no es por dármelas de la gran cosota ni mucho menos, pero sé que mi cuerpo es muy bonito y muy bien formado, con bastante carne en los puntos más interesantes para los hombres. Mis medidas son 110 – 62 – 93. En el pecho una buena copa DD cubre mis senos, bastante firmes y parados, desafiantes de la ley de la gravedad, mi mayor orgullo. La cintura perfectamente moldeada con unas bellas curvas continuadas en mis caderas no muy anchas. De rostro siempre me han dicho que soy linda, y así me considero, aunque sé que no soy la última coca cola del desierto ni mucho menos, sé que hay mujeres más hermosas que yo. Mi cabello es negro, largo y liso. Las piernas que me sostienen también están perfectamente moldeadas y curvilíneas, todo mi cuerpo procuro de cuidarlo muy bien a base de unos buenos ejercicios. En fin, que no era nada nuevo para mí el ser recorrida por miradas masculinas de forma lasciva. Mi problema es que él era mi profesor, Martin. Un hombre que debería mostrarme mucho ...