Ana Cecilia (2): El plomero me destapa el caño
Fecha: 06/05/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: jdvtv, Fuente: CuentoRelatos
... avasallada y sometida por ése macho. Finalmente su verga perdió rigidez y de mi abierto culo comenzó a escurrir parte de la leche que mi macho había descargado dentro de mi cola, me levanté de la cama y sin limpiarme y con las piernas temblorosas después de la feroz culeada fui a la cocina para preparar la comida para mi hombre, la leche fluía por la parte interna de mis piernas empapando mis medias, me ponía cachonda esa imagen de mí, despeinada, con el culo abierto y la leche escurriendo por mis piernas... Yo era la viva imagen de la puta recién cogida, radiante de felicidad serví la mesa y llamé a mi hombre para que se sentara a comer... Comió completamente desnudo, me encantaba ver su verga flácida colgando, porque me sentí orgullosa de haber ordeñado esa hermosura con mi boca y mi culito, es una sensación de orgullo muy excitante saber que a los hombres se les ponga dura la verga, es muy gratificante que los hombres te vean con lujuria y quieran meterte la verga aun sabiendo que no eres mujer, cuando te culean tu satisfacción es doble porque te están satisfaciendo sexualmente y la satisfacción mental porque sabes que eres capaz de poner calientes a los muchos... me sentí como una auténtica mujercita dando de comer a su esposo después de una ...
... tremenda culeada. Después de comer mi macho se bañó, se vistió y se despidió prometiendo volver el sábado siguiente... Se despidió de mí con un buen beso y azotó mis nalgas desnudas fuertemente dejando la marca de su mano en mi trasero... Pensé que por fin iba a tener mi ración de verga cada sábado... Pero fue una falsa ilusión porque el pinche plomero primero vino a cogerme después casi un mes, después se ausentó casi tres meses... Esta última vez me culeó, me pidió dinero prestado... Se lo di y jamás volvió... jamás. Yo estaba completamente perdida de calentura hice algo que jamás imaginé fui a conseguir un consolador, me costó mucho trabajo pero por fin conseguí uno, negro de látex de 30 centímetros de largo, el tipo del bazar donde lo compré me vio como bicho raro pero a mí me valió madres, ahora podría quitarme lo cachonda, casi todas las noches me masturbaba mientras me clavaba el consolador en el culo, no era igual que una verga de verdad pero de momento me servía, porque siempre andaba muy cachonda y deseosa de verga. Eran memorables mis noches de soledad... Añorando la verga perdida y destrozando mi culo furiosamente con el consolador hasta que me venía copiosamente para terminar comiendo mis propios mocos... Solo así podía dormir tranquila.