Londres, durante la 2ª Guerra Mundial
Fecha: 13/05/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... esperando nuestra decisión. Al ver que no nos movíamos y nerviosa por lo que suceda, cogió su ropa y se marchó. Según supimos más tarde, ya en la calle un policía la vio y la mandó parar . No queriendo descubrirnos en aquella situación, guardo silencio. El policía la detuvo por pasear en una zona peligrosa. Dentro, continuamos las lecciones. Ahora la prostituta hablaba con más dulzura. - Creo que estaremos más cómodas si nos desnudamos del todo las tres- Accedimos. De nuevo pude ver su extraña mirada al contemplarnos- Ahora, con este dedito- nos enseñó el suyo- vamos a empujar hacia adentro, para meterlo Aquello lo entendía. Era como la cosa de los hombres. Yo no he visto ninguna, claro, pero he visto fotos de esculturas en los que se ve. Es hermoso. - Eso no. Así se nos puede romper la... - No lo metáis hasta el fondo, tonta. Solo un poquito Con mucho cuidado, fuimos introduciéndonoslos. Luego los movimos dentro y fuera. A ambas nos agrado. Yo notaba como una fina capa de sudor cubría mi cuerpo tal como le pasaba a Lucy. Su flequillo se le pegaba a la frente. Verla así me hizo comprender que estabamos compartiendo algo muy íntimo. Su mirada me mostró que pensábamos igual. De pronto, la prostituta se levantó enfadada. - No, no. Lo estáis haciendo mal. Quitad, dejadme a mí Y la mujer se agacho ante nosotras. Retiró nuestras manos y, para nuestro asombro, ¡metió sus dedos en nuestra intimidad!. Nos miramos asombradas ante el grado de perversión de la mujer. Sabia que las putas ...
... eran unas degeneradas pero no esperaba tanto. - No es la primera vez que hago un servicio a una mujer Ese explicó porque nos lo hacia sin pudor alguno. Pero mientras hablaba comprendí al fin su extraña mirada. Le gustaban las mujeres. El caso es que el que fuera otra persona quien me lo hacia era mucho más agradable. Por sus gemidos, Lucy también estaba de acuerdo. Mary aumentó el ritmo y nosotras abrimos las piernas y arqueábamos la espalda. Comenzamos a quejarnos más fuerte, no lo podíamos evitar. Algo dentro de mí me sofocaba, un calor febril me quemaba, mi respiración era rápida y pesada. Mi mano y la de Lucy se encontraron y nos agarramos. Lo que nos paso después no puedo describirlo con palabras. Mi interior enloqueció y sentí algo realmente bueno. Nos echamos hacia atrás violentamente y sentí como Lucy temblaba al igual que yo. Gritamos como locas. Poco a poco nos calmamos. - Ven, chiquilla- le dijo a Lucy levantándola- que te limpié eso Yo también tenia mi sexo mojado por un líquido salido de mi interior. Echó a Lucy en una cama y separando sus piernas, se inclinó ante ella. Cuando me preguntaba que usaría para limpiarla, no habían toallas ni agua, su acto me hizo poner de pie de un salto. ¡Usó su propia lengua! Asustada, Lucy trató de apartarla pero la mujer la tenia bien sujeta con los brazos bajo sus piernas que se doblaban para separar con las manos su sexo. Me miró en un gesto suplicante de ayuda pero no pude moverme. En poco tiempo, Lucy gemía y jadeaba como con ...