No son dos sino tres las putas con las que me casé
Fecha: 15/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: golfoenmadrid, Fuente: SexoSinTabues
... recorrer con ella los bordes de mi glande. Para facilitar sus maniobras, separé mis rodillas y acomodándome en mi asiento, la dejé hacer. La madura al advertir que no ponía ninguna pega, me miró sonriendo y besando mi pene, me empezó a masturbar. Quise protestar cuando usó sus manos en vez de sus labios pero entonces esa rubia incrementó la velocidad de su paja, desbaratando mis recelos. Para entonces me daba igual que parte de su cuerpo usara, necesitaba descargar mi excitación y más cuando sin dejar de frotar mi miembro, me dijo: ―¡Dame tu néctar y yo me ocuparé de ordenar los turnos de tus otras siervas! Su promesa me tranquilizó porque de seguro en cuanto Sara y la mulata se enteraran, vendrían a por su ración de leche. Demostrando la puta que en realidad era, llevó la mano que le sobraba entre sus piernas y cogiendo su clítoris con los dedos, lo empezó a magrear con fiereza. Os juro que me quedé impresionado por la forma en que esa alegremente nos masturbaba a ambos. Debía llevar tanta la calentura acumulada que no tardé en observar que estaba a punto de alcanzar el orgasmo sin necesidad de que yo interviniera. Supe que mi viejo la tenía bien educada al comprobar que el placer la estaba rondando y que era inevitable, esa guarra me pidió permiso para correrse. ―Hazlo. Nada más escuchar que daba mi autorización, la madura se entregó a lo que dictaba su cuerpo y dando gritos colapsó ante mi atenta mirada. Ni que decir tiene que al verla estremecerse, me terminé de excitar ...
... y sin esperar a que terminara el clímax que la tenía dominada, cogiendo su cabeza, la obligué a embutirse mi miembro hasta el fondo de su garganta mientras le decía: ―¡Adúltera! ¡Comulga de una puta vez! Mi improperio lejos de apaciguar su lujuria, la exacerbó y poseída por la necesidad de catar su pecado, buscó mi placer con ahínco, usando su boca como si de su sexo se tratara. La maestría con la que se metía y se sacaba mi pene de sus labios, me informó sin lugar a equívocos que era una mamadora experta por lo que aceptando que ella iba a ser la encargada de hacérmelas cuando viviera bajo mando, cerré mis ojos para concentrarme en lo que estaba mi cuerpo experimentando. El morbo que fuera mi madrastra la mujer que me estaba regalando esa felación provocó que mi espera fuese corta. Al sentir que estaba a punto de explotar y que no iba a aguantar más, le dije: ―Bébetelo todo ¡Puta! La favorita de mi viejo recibió mi orden con alborozo y metiendo mi pene en su boca, buscó mi semen con desesperación. No os podéis hacer una idea de la alegría que sintió al sentir la primera descarga sobre su paladar. Solo deciros que pegó un grito relamiéndose, para acto seguido disfrutar de cada explosión y de cada gota que salió de mi miembro hasta que consiguió ordeñar por entero mis huevos. Una vez comprobó que no salía más, usó su lengua para asear mi extensión a base de largos y sensuales lametazos que además de dejar mi polla inmaculada, tuvo como efecto no deseado que se me volviera a ...