1. La verdad sobre el Padrino (segunda parte)


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Incesto Autor: MadeInChile, Fuente: SexoSinTabues

    ... inmediato. -Ahora, hazme tuya, quiero sentirte dentro mío, hazte lo que quieras por favor – al terminar la frase sentí como la tibies de su interior se propagaba por el rededor de mi pene, me rodeaba. Su rostro se transformó de felino a placentero, cerró sus ojos, abrió su boca de par en par y soltó un profundo y prolongado gemido hasta que estuve totalmente dentro de ella. Empezó a subir y bajar, la cogí por la cintura y ella puso sus manos en mi cuello. Levantó sus hombros y contrajo su cuello en señal de dolor, apretaba sus ojos y gemía muy fuerte -¡SI¡ ¡SI¡ ¡ESO¡ ¡QUE RICO, ME DUELE PERO ES RICO¡ -gritaba de placer mientras aumentaba la velocidad en la que me montaba. El vaivén de sus senos me hipnotizaba, el clachear de sus muslos chocar con los míos se mezclaba con sus gemidos e inundaba la habitación. Decidí tomarla por la cintura fuerte, bajar y acostarme por completo, subir un poco mis caderas y empezar a embestirla de abajo hacia arriba. Empecé con brusquedad, la embestía fuerte, rápido, sin control. Años de ganas de follármela se estaban liberando entre esas cuatro paredes, cuatro paredes que no eran las mías al igual que la mujer que en ese momento estaba follandome, sabía que no era mía y por eso, rabia sentía y con más ahínco la follaba. La hacía rebotar sobre mí, afirmándola por las caderas la follaba, sus senos rebotaban, su liso pelo rubio se empezaba a pegar en su frente sudada, su pecho al igual que su cuello y rostro estaban rojos: era un espectáculo ...
    ... divino, verla a ella, blanca como la leche, sudada, roja, pelo alborotado, gimiendo. De un momento a otro, tu mamá empezó a hacer presión, sola se movía sobre mí, apretó mi pecho de forma animal, abrió su boca pero no omitió sonido alguno. Su vagina se empezaba a contraer, su abdomen se apretaba y sus piernas hacían fuerza en mi cuerpo, hasta que gritó y convulsionó de placer: tuvo un orgasmo. Quedó mirándome un buen rato, respirando muy agitadamente, sudando, su rostro rojo- Una delicia, una delicia, una maravillosa delicia lo que me provocaste –me decía mientras sonreía y comenzaba a besarme. Sin aviso, muy artísticamente, se enrolla con las piernas a mi cadera, se gira hacia un costado y me hace quedar sobre ella – Ahora, termina tú, te lo mereces mi dulce amor – Si me entendieras: tenía entre mis brazos a un ángel, sus ojos profundos, sus pecas tiernas, su piel celestial, su cabello revuelto pegado a su rostro sudado. No dudé. Tu mamá empezó a gemir al instante en que empecé a moverme. Me acerqué, nos besamos. Entre beso y beso gemíamos, entre beso y beso respirábamos, entre beso y beso el mundo se detenía. La embestía, la embestía. Ella puso sus manos en mi cuello, yo, la cogí por la parte trasera de las rodillas para pasar mis brazos por allí, dejando sus piernas en mis hombros, encorvando su espalda y mis brazos en la cama: Penetración perfecta. Lo hundí hasta su último centímetro. Ella gimió hasta lo más alto que pudo. Embestía, empujaba, penetraba. Era placer sin igual, ...