Víctor, el futuro médico - 1° parte
Fecha: 22/05/2018,
Categorías:
Gays
Masturbación
Voyerismo
Autor: saskatchewan, Fuente: xHamster
... antebrazo el brazo del otro. Nos habíamos ubicado justo frente a uno de los dos elefantes que había en ese inmenso corral gigante. Éramos solamente nosotros dos, ya que el resto de los visitantes estaba junto al otro a****l a unos treinta metros de distancia. Por primera vez intercambiamos unas palabras y me indica:- “Hermoso a****l.”- “Si, aunque este es un ejemplar viejo. El zoológico hace varios años que no trae a****les jóvenes.”- “Claro, tú debes haber visitado este lugar infinidad de veces. Para mí es la primera vez.”Pude notar por su tonada, y cierta forma de utilizar el lenguaje, que no era un compatriota como creía en un principio. Justo cuando le iba a preguntar de donde era originario, el elefante empieza a orinar al mismo tiempo que su enorme verga empieza a crecer. Como hipnotizados giramos la cabeza en dirección al a****l. Era impresionante el tamaño de esa verga, pero también era increíble la cantidad de litros de orina que el elefante estaba largando. Él estaba como poseído observando esa terrible poronga. Me pareció observar que hasta se relamía los labios con la lengua al observar semejante trozo de carne.Empecé a sospechar si este tipo era maricón o no. Por esos años no existía conciencia sobre determinadas condiciones sexuales de la actualidad: gay, lesbiana, homosexual, bisexual, heterosexual, eran palabras inexistentes en el vocabulario del común de la gente. Por entonces se daba por descontado que lo “normal” era que a los varones les gustaran las ...
... mujeres y viceversa. El varón al que le gustaban los tipos era “puto” o “maricón”, y la mujer a la que le gustaban las minas era “torta” o “tortillera”. Los hombres que se cogían a los putos no se los consideraban que eran gay o bisexuales, eran sencillamente “hombres que se cogían maricones”.Al finalizar la interminable meada del elefante me dice:- “¡Qué precioso falo! ¡Cómo me gustaría tener uno así…!”Solo atine a sonreírle. No sabía si se refería a que quisiera él tener una pija grande, porque tal vez la suya fuera pequeña, o si prefería una poronga grande para chuparla o para que se lo cojan. Preferí quedarme con la duda. A partir de allí, como si fuera un acuerdo tácito entre ambos, él comenzó a seguirme y yo actuaba como si fuera un guía turístico mostrándole las bondades del lugar. No volvimos a dirigirnos la palabra, pero claramente existía cierta empatía entre ambos. Recorrimos casi la totalidad del predio durante aproximadamente una hora y media. Decidí que era hora de descansar un poco y cuando llegamos al lago artificial de las nutrias, observe casi de casualidad, que cruzando un pequeño puentecito de hormigón, justo debajo de un enorme ombú había un viejo banco de plaza a la sombra. Le sugerí:- “¿Te parece que nos sentemos allá y descansemos un rato?”- “Haz tenido una excelente idea.”Una vez ubicados en el banco, yo en la orilla derecha del mismo y él a mi izquierda comenzó una larga conversación con la idea de conocernos. Me di cuenta, en cuanto apoye mi cuaderno ...