Entrenando en el super
Fecha: 23/05/2018,
Categorías:
BDSM
Autor: Cermega, Fuente: xHamster
Y ...sonó el despertador. Y noté que tenía una erección bastante importante. Me di la vuelta buscándola. Dormía, la agarré por la cintura y llevé mi mano hasta el coño por debajo del camisón, tan pequeño y accesible él... Hizo un ruidito y llevó hacia atrás el culo...-Mmmmmm...buenos días, perra, te voy a contar lo que he soñado-le susurré.Ella ya se reía y tiraba mano a mi polla.-Cuéntame, mi amo.He soñado que entramos en el súper, lo primero que vi fue como la boca del seguridad se abría para no cerrarse más. Bajé la vista por la camisa marrón hasta el pantalón y comprobé cómo le debía estar apretando desde este mismo instante.Primera víctima.No nos dijo nada. No podía. Sólo miraba a mi perra. Se ve que estaba en celo. Como ella. Bueno, ella siempre lo está.La llevaba bien sujeta con su correa favorita: de cuero negro con tachuelas y cadena plateada de eslabones pequeñitos... el ruido que hacen cuando se mueven pone mi polla como un resorte.Iba a cuatro patas, meneándose a cámara lenta, lentísima, como si quisiera ralentizar todo el placer provocado a su paso. Con la cabeza alta como si la coleta apretada de rizos castaños le tirara desde arriba. La mirada tan desafiante como su culo. Se paró en seco y giró la cabeza. Me miró. Al volverse el pelo le había dado en la cara y como un látigo volvía a su sito. Impresionante mi perra. Me miró, le señalé en un gesto seco el camino y obedeciéndome continuó el paseo.Dominar esas nalgas que bailaban delante de mi y de todo el que ...
... quisiera mirar... uf, por un momento pensé que era suficiente para correrme...pero no, el espectáculo aún no había comenzado.Las botas negras infinitas de charol y tacón fino que le llegaban a los muslos y se deslizaban por el suelo cuando arrastraba las rodillas, reflejaban todos los fluorescentes. Sonaba como una serpiente.Tiré de la correa hacia la derecha y giró. Entrábamos en el pasillo de los yogures.Había una empleada reponiendo magdalenas, enfrente, agachada. Nos vio e inmediatamente hizo como que no nos veía. Pero la muy zorra miraba a mi perra que iba muy orgullosa con su corpiño negro abotonado por delante y ajustado con un cordoncito por detrás. El zig-zag que le hacía en la espalda me la terminaba de poner tiesa. A mi y al otro empleado que reponía, éste con un palé de panes de molde al lado.El seguridad le seguía el rastro de hembra en celo. Llevaba el coño al aire y todo el pasillo olía a ella. A mi perra. Yo empezaba a babear. Igual que el chico que estaba comprando y se esforzaba porque no se le cayeran al suelo los cuatro flanes que sujetaba como podía con la mano derecha.Llegó el momento.-Para, putita- le ordené-¡sube!Y se alzó apoyando las manos en el borde de la nevera, subiendo el torso. Sacó la lengua, ya sabía.Y pudo acabar conmigo cuando empezó a levantar despacio los párpados hasta que aparecieron esos ojos oscuros que me atravesaban gritándome lo perra y lo mía que era.Cogí una botella de yogur líquido, la abrí y se la chorreé en la boca.-Qué rico, ...