HELEN: INCESTO TOTAL (MI DEGENERADA FAMILIA 2)
Fecha: 26/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: helenhot, Fuente: SexoSinTabues
Aquel día en el que mi padre y yo nos entregamos a la lujuria y terminamos por tener un gran sexo en la sala de mi casa fue increíble. Ahora no solo era la puta de mi hijo Juan, me había vuelto también en el objeto de deseo de mi padre y disfrutamos cada segundo de esa prohibida relación. Mientras yo seducía a mi padre en la casa hasta terminar disfrutando una rica cogida con él, mi bebito y mi madre habían salido a dar un pequeño paseo por la ciudad, pero ese paseo seria el detonante de algo delicioso. Mi madre, Aide y mi hijo Juan, caminaban por las calles del centro de la ciudad, ella hacia recuerdos de su juventud y le platicaba anécdotas a mi hijo, su nieto, el las escuchaba con atención, sin embargo no podía evitar darle una ocasional repasadita con la mirada al cuerpo de mi madre, su abuela, quien a pesar de sus 54 años aun lucía una figura envidiable, siempre había sido fanática del ejercicio, inclusive a esas alturas de su vida, por esa razón a diferencia de muchas mujeres maduras ella lucía un cuerpo esbelto, sin pancita, aun se le marcaba bien la cintura que se unía a sus caderas que le daban una figura incomparable, un busto de muy buen tamaño, yo, según dicen muchos, soy un retrato fiel de mi madre, por esa razón para mi hijo era inevitable hacer alguna comparación entre nosotras. Mientras caminaban por las calles mi hijo ocasionalmente se retrasaba algunos pasos para poder admirar a mi madre por atrás, mirándole con atención su buen culo, su nalgas que aún ...
... tenían cierta firmeza y que se miraban majestuosas con el pantalón ajustado que portaba su abuela aquel día, era un pantalón de tela ajustado en color beige, era tan ajustado que para mi hijo resultaba sorprendente que no se notaran las costuras de su ropa íntima, por esa razón mi hijos sospechaba que mi madre debía llevar una tanga puesta. Con forme pasaba el tiempo para mi hijo Juan cada vez le resultaba más sorprendente el gran parecido físico entre su abuela y yo, y llegaba a imaginar que así luciría yo cuando llegara a esa edad. En cierto momento se detuvieron en una tienda para comprar unas botellas de agua, el calor por el verano era intenso, mientras estaban en el mostrador y mi madre sacaba dinero de su bolso para pagar mi hijo que estaba parado a su lado, giro la cabeza y clavo su mirada en los hermosos y majestuosos pechos de su abuela, llevaba puesta una blusa de botones de una tela fresca y delgada, que transparentaba un poco su brasier, la blusa era en color blanco y tenía desabotonados algunos botones lo que permitía a mi hijo mirar un poco sus pechos, que ya tenían un poco de arrugas, pero que aun así lucían lindos, grandes, redondos, transmitían una sensación de ser unos pechos maduros pero llenos de vida. En fin, mi madre estaba envejeciendo de una manera increíble, al verla, hasta para un hombre joven como mi hijo era inevitable tener cierto morbo con su cuerpo, y pensar que era una mujer madura de muy buen ver aun. Después de comprar las botellas de agua ...