1. Los demonios de Yahir, capitulo 4, José Luis


    Fecha: 25/05/2018, Categorías: Gays Autor: Diosdelagua, Fuente: SexoSinTabues

    Llegué a la conclusión de que cuando eres un adolescente o mejor dicho, cuando tienes 16 años, eres demasiado estúpido, crees saberlo todo, sobre la vida, el amor, las relaciones. Ahora en retrospectiva creo que fui muy estúpido el comenzar este diario desde estos tiempos, por suerte he podido modificarlo con el tiempo y borrar esas partes cursis y vergonzosas que hoy en día harían que se me cayera la cara de vergüenza si alguien lo supiera. Como algunos ya saben, siempre me ha gustado salir a caminar para despejar la mente, no es que el calor de 32 grados de Veracruz sea un buen clima para reflexionar, pero si una busca un lugar fresco o con sombra puede pasarlo muy bien. Por suerte aquel día estaba nublado y pude ir a caminar a la playa, era algo extraño pues en verdad no me gusta para nada ese lugar, no obstante, aquella tarde tenía algo hermoso, las tonalidades grises del cielo me recordaban los suspiros que se escapaban con los cigarrillos a escondidas y las emociones reprimidas que se guardan en lo más oscuro de nuestros seres. Quizá estaba tan melancólico y pensativo porque al otro día debía partir de campamento, papá había arreglado todo para que disfrutara el verano con otros chicos en uno de esos cursos de veraniegos en los que se busca un propósito, los hay de música, de arte, militares y otras cosas, en mi caso iría a uno enfocado en la salud y el acondicionamiento físico, o sea a curarme de lo enano y frágil que era, en el fondo a mi padre le preocupaba mi ...
    ... lento desarrollo y por ellos acudimos al doctor quien recetó testosterona y mucho ejercicio. En mi cuerpo comenzaban a haber más cambios, Finalmente me cambio la voz, me corte el cabello de una manera diferente, mi espalda se hizo un poco más ancha y en mi delgado vientre se formaron unas líneas que marcaban mis músculos que estaban despertando, lo mismo paso con mi pecho pero aún tenía esa curva femenina en mi cintura. Mi mirada había perdido la inocencia para dar paso a la seriedad y a la tristeza, miradas serias con las que trataba de ocultar mi decepción hacia el mundo. Me embarqué junto con otros cien adolescentes hacia el campamento, mi padre me había dado cientos de recomendaciones y mi mamá casi quería llorar al saber que estaría fuera todo un verano pero para mí era justo lo que recetó el doctor, dos meses lejos de mi familia, de mi casa, de los recuerdos y con ganas de seguir “experimentando. ” Durante todo el camino escribí en mi diario y miré por la ventana mientras intentaba darles una forma y pensaba en lo que había aprendido de uno de mis maestros antes de salir de vacaciones, lo apunté a un rincón de la página para nunca olvidarlo. “Los deseos son instintos y no pasan por la inteligencia, las pasiones son opcionales y deben ser asumidas a las consecuencias” Lo repetía en mi cabeza mientras mordía mi lápiz y esperaba a llegar. Una vez allí nos entregaron nuestro equipaje, el lugar tenía su encanto, pinos, cabañas, un lago, era como si de pronto estuviese en esos ...
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