Playa viva
Fecha: 28/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... comer con nosotros. Faltaria mas Veran es que no tengo a penas dinero, y me resulta violento entrar con vds Nada, estas invitado, vamos y no se hable mas Por fin le convencimos y pasamos al restaurante. El vino y la buena comida, pronto nos dieron una relacion mas familiar y empezamos a hablar con mucha mas confianza. Yo tenia que seguir conduciendo el coche y ello me hizo controlar un poco, pero Carmen se despacho a gusto y sus ojillos chisporroteaban de alegria; Jose, tampoco se quedo atras, vencido ya el respeto inicial, nos tuteabamos como si nos conocieramos de toda la vida, contamos chistes verdes e incluso nos gastamos alguna que otra broma. Antes de reanudar la marcha, a Carmen se le ocurrio proponerle venir con nosotros a la playa, puesto que no tenia que incorporarse en la base hasta el dia siguiente, nosotros le llevariamos. No costo demasiado, a la segunda copa de co_ac, ya estaba convencido, asi que reemprendimos el viaje. Esta vez, Carmen se acomodo en el asiento de atras con Jose; a los dos les chispeaban los ojos. Arrancamos, y pronto el efecto del alcohol y el sopor de la tarde manchega, empezaron a pasar factura. A Carmen le invadio una calida somnolencia, y poco a poco se fue dejando caer entre las piernas de Jose; sus labios coincidian con el "paquete" del joven. Peque_as y fugaces caricias accidentales, fueron haciendo crecer el miembro del muchacho hasta ponerlo en una situacion realmente comprometida. Carmen se hacia la loca, como si dormitara sin ...
... enterarse de nada, y yo me ponia cachondo mirando a hurtadillas por el retrovisor sin darme por enterado de nada. Hubo momentos en que me dieron ganas de parar y montarmelo con ellos, pero luego pense que tampoco habia que precipitar las cosas ni ronper el encanto de aquella "inocente" siesta estival. En la Rambla del Moro, hicimos otra parada para estirar las piernas y tomar un refresco, y a partir de ahi ya continuamos con toda normalidad. Cruzamos por delante del cuartel de Jose en las Alcazares, y pasados los Velones, tomamos un camino que pasaba desapercibido, estaba sin asfaltar y con los surcos producidos por peque_os torrentes de la lluvia. Ningun amante de su coche se hubiera atrevido a meterlo por semejante ruta, pero al cabo de media hora de recorrido por aquel sendero impracticable, nos enfrentamos al mar. Desde lo alto de nuestra posicion, se podia contemplar un paisaje verdaderamente hermoso. Ni una casa, ni un chiringuito, ni siquiera una sola persona, solo la naturaleza, el rumor de la mar, las playas limpias de arena fina y dorada y una brisa maravillosa que nos acariciaba el rostro. Dejamos el coche en aquella especie de aparcamiento, cogimos la impedimenta y comenzamos el descenso hacia el lugar donde habiamos decidido instalar el campamento. No tardamos mas de media hora en dejar montada la tienda e inflar la colchoneta, Jose me ayudo a ello, y mientras, Carmen habia estado preparando unos bocadillos para tomar de cena. Estabamos sudados del viaje, el calor y ...