Anita y un taxista aprovechador - Relatos Eróticos

Anita y un taxista aprovechador

... mucho más rápido y sencillo que bajar a pedir dinero prestado. Además tardaría menos tiempo en hacerlo y ya estaba bastante atrasada. No era mal negocio…Para no perder tiempo, subí cada pierna en un asiento; mi breve minifalda se levantó sola y mi concha expuesta quedó entonces precisamente en el espacio que había entre los dos asientos. Abrí un poco mis labios vaginales y me recosté hacia atrás para no verle la cara al tipo mientras se inclinaba hacia mi pubis depilado.El taxista entonces metió su cabeza entre los asientos y pude sentir su aliento cálido entre mis labios abiertos. Me preguntó por última vez si podía tocarme, pero le dije furiosa que no se atreviera o le haría un escándalo en plena calle…Dijo que comenzaría oliendo mi clítoris. Sus bigotes me rozaron apenas cuando subió y no pude evitar dejar escapar un leve gemido al sentirlo. También noté que mi concha comenzaba a humedecerse repentinamente. Mi cuerpo comenzaba a traicionarme...Quería terminar con esto rápido, así que al final le dije que podía pasarme la lengua.El tipo lanzó un gemido de entusiasmo al oírme decirle eso y sacó su lengua húmeda.Comenzó a lamerme toda mi concha abierta de arriba abajo, mientras sus bigotes seguían rozándome y provocándome una sensación de placer inusitada. Mis piernas comenzaron a temblar; perdí el control de mi cuerpo y tuve un intenso orgasmo mientras su lengua lamía mi clítoris ahora bien inflamado.Cerré mis ojos para no mirar al tipo muerta de vergüenza; pero entonces oí ...

... un movimiento y de repente sentí que el hombre tomaba mis tobillos y tironeaba de ellos. Se había incorporado y acercado mi cuerpo al suyo, a través de los asientos, ahora mi concha abierta quedaba a la altura de su verga bien endurecida.Golpeó mis humedecidos labios vaginales con esa cosa enorme y dura, diciendo:“No voy a dejarte así caliente, nena, vamos a terminar este trabajo como corresponde”Abrí la boca para protestar, viendo que me iba a coger sin que yo pudiera evitarlo. En esa posición en que estaba, con mis piernas hacia arriba, era imposible resistirme.Pero entonces el tipo se inclinó hacia adelante y empujó su poderosa verga entre mis labios vaginales. Sentí un dolor intenso mientras esa gruesa cabeza se abría paso dilatando las paredes de mi vagina. Aullé como una perra en celo sintiendo toda su potencia, pero en apenas segundos el dolor se transformó en placer…El taxista sonrió y siguió bombeándome la concha con buen ritmo y muchas ganas. En menos de cinco minutos me hizo acabar dos veces y finalmente él mismo se estiró hacia atrás y abrió la boca pero sin gritar. Entonces sentí un torrente hirviente invadiendo mi vagina. Vació todo su semen caliente en mi cuerpo y se salió de mí…Sin decir palabra el tipo se enderezó en su asiento y encendió el motor del auto.Mientras abría la puerta para bajar, escuché que me decía:“Te encanta coger, nena… mañana te espero en esa esquina a la misma hora…”Me bajé sin responderle, pero pensando en llegar tarde otra vez a trabajar ...