El profesor de italiano
Fecha: 30/05/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... pantalón con la mente. Martín se dio cuenta y se formó un silencio de varios segundos, de pronto comenzé a notar como crecía un bulto en su entrepierna que hizo que me ruborizara aún más. Lo que más deseaba en ese momento era agarrar ese bulto con mis manos pero era demasiado tímida para hacerlo. De repente Martín se desabrocha el botón del pantalón y se lo baja, yo me agacho debajo de la mesa y comienzo a restregar mis labios y toda mi cara por el bulto con la ropa interior negra todavía puesta. Le quité la ropa interior y pude contemplar el primer miembro sexual que había visto y el más grande que vería en muchos años. Le calculé unos veinticinco centímetros, tenía un moreno que contrastaba con su piel blanquecina del resto del cuerpo, y en la cima sobresalía un glande rosado, poderoso y de perfectas proporciones, que comenzaba a expulsar las primeras gotas de líquido preseminal, producido por la excitación del momento. Comenzé a acariciar el miembro con mi lengua, lo que a Martín le producía suspiros y ligeros gemidos. Me lo introduje en la boca todo lo que pude, hasta que impactó con mi garganta y me produjo una arcada. Acto seguido, empezé a subir y bajar mis labios saboreando aquel manjar. Martín me apretó la cabeza contra su polla casi impidiendome respirar, lo que le produjo un profundo gemido. De pronto me dijo que parase y nos pusimos en pie. Pensaba que se había arrepentido y se lo pregunté, pero me contestó que no había hecho mas que empezar. Me puso contra la ...
... mesa y me acostó en ella violentamente, me desabrochó la camisa de un tirón arrancándome los botones, y metió su cabeza entre mis pechos. De pronto me di cuenta de que se había convertido en un animal salvaje que no tenía freno, y eso me ponía aún más cachonda. Cuando levantó la cabeza la situación era yo tumbada en la mesa y Martín encima de mi rodeándome con sus piernas musculosas y apuntándome a la cara con su enorme miembro viril. Se incorporó y me dijo “Quítate los pantalones y ponte a cuatro patas", yo lo hice y de repente sentí la punta de su miembro “paseando" al rededor de mi vulva. Entonces me entró miedo, y le dije que era virgen, que tuviera cuidado. Él me dijo que sí, pero me introdujo el miembro de un solo golpe, el grito debió escucharse fuera de clase porque mi teléfono comenzó a sonar. A el no pareció importarle porque comenzó a darme más rápido y con más fuerza. Llegué a apreciar que por cada segundo recibía cuatro acometidas. El dolor que tenía después de haberme roto el himen se convirtió en placer y empecé a gemir descontroladamente. Cada vez gritaba más a la vez que el ritmo de sus golpes de cadera aumentaba y sus manos apretaban con más fuerza mis pechos. Hasta que sentí una corriente eléctrica que recorría mis vértebras y llegaba a todas las células de mi cuerpo. Me di cuenta de que era mi primer orgasmo. Poco a poco el placer fue disminuyendo y me di cuenta de que quería más, así que tumbé a Martín en la mesa y me senté encíma suya, insertándome su falo, ...