1. Mi profesor me convirtió en su esclava (III)


    Fecha: 07/06/2018, Categorías: Dominación Sexo con Maduras Autor: karen69, Fuente: CuentoRelatos

    ... con sus manos fuertemente, amasándolas con furia. Las piernas me temblaban de placer, dolor y temor. Estaba sumamente excitada y al mismo tiempo arrepentida de no hacer las cosas como son. Y no me refiero a haber huido de esto cuando pude, sino de no haberlo tratado con el debido respeto al llegar. Luego de magrearme las tetas, sentí que apoyó algo en mi clítoris, un vibrador bastante delgado, el cual me dejo allí unos segundos hasta que entre gemidos y gritos explote en un intenso orgasmo. -¿Sabes cuál es tu lugar entonces, tetas? –me pregunto. -Ooohhh siiii looo seee aaamooo –Atine a decirle, totalmente perdida por el orgasmo y la excitación. Dejo de apoyar en mí el vibrador y me volvió a propinar 10 azotes más en mi cuerpo, acompañados de mis gritos. Al pasar estos 10 azotes se volvió a acercar a mí. -¿Cuál es tu lugar, tetas? –me pregunto. -Mi lugar está debajo de sus zapatos Amo… Ser su perra amaestrada, dócil, servil… Su putita caliente, su cerda. –Le conteste con voz aun llorosa. -¿Qué es lo que te interesa más? –me pregunto. -Su placer Amo. Su satisfacción. Obedecerle en todo. –le respondí, ya segura de todo lo que me interesaba más. -¿En todo? ¿Todo, todo, TODO? –me pregunto haciendo énfasis en ese último “todo” -Si Amo, absolutamente, TODO –le respondí. En ese momento me quito lo que me sujetaba del cuello, y me desabrocho la máscara, para volverme a sujetar el cuello y luego terminar de quitarme la máscara. Me quede helada al ver que mi Amo Martin no se encontraba ...
    ... solo en la estancia. Una mujer, que ya había visto algunas veces en la universidad, se encontraba en el sitio. No aparentaba ser muy mayor, le calculo unos 42 años. Tenía un cuerpo bastante esbelto, con unos senos bastante grandes también, tanto como los míos. Unos muslos que ofrecían bastante carne. Su pubis llevaba una mata de pelos. Se lo vi porque la mujer estaba desnuda, enfundada solo en un traje que cubría todo su cuerpo cuya tela parecía ser como esa con la que hacen las medias pantis, de color negro y bastante transparente que dejaba apreciar con todo lujo de detalles su cuerpo, a excepción de sus pies ya que llevaba puestas unas botas militares que le llegaban a la mitad de las pantorrillas. De rostro era bastante bonita, y sus cabellos eran rubios. Llevaba unos lentes, y estaba cuidadosamente maquillada, aunque con sus labios rojos como la sangre. -Ella es Raquel. –Me dijo mi Amo. –Es mi esposa. En tu vida, Raquel tendrá la misma importancia que yo para ti ¿entendido? Ella será tu Ama. –me dijo. No sabía que contestar. Muchas cosas me pasaron por la cabeza. Muchas dudas. -A juzgar por su rostro, esta dudosa la puta. –Dijo Raquel. -No te preocupes amor. Esta estúpida sabe cuál es su lugar. ¿No es así imbécil? –dijo mi Amo, meciendo el delgado látigo con el que me azoto de un lado a otro. No quería seguir siendo azotada, por lo que, a pesar de mis dudas y temores, conteste: -S-si… Amo… sé cuál es mi… lugar. -Díselo a mi mujer. Preséntate. –me ordeno. -Soy… -dude de ...
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