El profesor...
Fecha: 12/06/2018,
Categorías:
Gays
Autor: renovatio111, Fuente: xHamster
... árbol no era suficiente abrigo para enfrentar el violento temporal, así que Sergio me abrazó fuertemente y al sentir la calidez de su cuerpo, el vacilante dejo de su masculina loción y el roce de su delicioso aliento sobre mi cuello, me sentí libre, protegido, y lleno de un intenso afecto que emanaba de cada fragmento enamorado de mi piel.Y así como llegó, el temporal comenzó a amainar repentinamente, y al descubrir que el peligro había pasado, ambos quedamos sorprendidos, por un extraño y reconfortante sentimiento que impedía que nos separáramos.Sergio me miró a los ojos alejando su varonil rostro del mío y me dijo suavemente en medio de la serena y verde pradera, y el taciturno cielo triste y gris:-Es algo indescriptible, pero siento que ya nos conocíamos de otra vida o... algún otro lugar, y no quiero que esta paz y ternura que brindas a mi alma desaparezca nunca--Tienes una sonrisa que me recuerda memorias de mi infancia, donde todo era brillante como el mas azul de los cielos, y desde que te conocí y miré tus ojos por primera vez, me recordaron a mi mejor amigo de cuando tenía 12 años y corríamos a ese lugar especial, una ranura en el tronco de un árbol enorme, donde solíamos escondernos y protegernos en días malos como éste, o cuando nuestros padres nos reprendían y huíamos de casa--Él era menor que yo, y sus padres lo trataban muy mal, yo sólo quería protegerlo....como sólo quiero protegerte a ti...esa necesidad me trasmites, y yo...yo quiero hacerlo, quiero que....me ...
... dejes cuidarte, o tan sólo...déjame estar contigo, por favor bonito...-Sus hermosas palabras hicieron delirar con un fuerte temblor hasta el mas recóndito de mis huesos, y mis ojos se humedecieron de una inmensa felicidad, mi corazón desbordaba amor, un fuerte, grande y sincero amor.Volvimos a abrazarnos pero ambos sabíamos que al soltarnos, no volveríamos a ser los mismos nunca más.La lluvia comenzó a tomar fuerza nuevamente, y decidimos jugárnosla y correr hasta la carretera, tomando nuestras bicicletas con una mano y con la otra cubriéndonos con unas ramas secas nuestras cabezas.Era muy peligroso montarnos en las bicicletas y pedalear hasta la ciudad, así que protegiéndonos bajo otro árbol que estaba al lado de la carretera, hacíamos la señal de “aventón” a cada auto que pasaba, con la esperanza de que pudieran llevarnos de regreso.Luego de varios intentos por fin una camioneta grande de dos cabinas y con la parte trasera llena de cosas como bicicletas, kayaks, remos, casas de campaña y artículos de cocina se detuvo y el conductor un joven como de veintitantos años, se ofreció a llevarnos.Sergio y yo subimos nuestras bicicletas en la parte trasera de la camioneta haciéndoles espacio entre tantas cosas, y al intentar subirnos en los asientos traseros de la camioneta descubrimos que había muchísimas cosas mas, dejando libre tan sólo un asiento, por lo que tuve que sentarme y viajar encima de las piernas de Sergio.En la cabina había dos chicos jóvenes, más el conductor, que ...