El Dinero
Fecha: 14/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... saqué el talonario de cheques y extendí dos talones por un millón de pesetas cada uno. Se los entregué. Las dos me miraban entre sorprendidas y enfadadas. Nadie decía nada, así que me levanté, me bebí el cubata y las dije adiós. Apenas había salido del pub cuando una mano agarró mi brazo y otra toco mi culo. Me di la vuelta y nos miramos los tres. -Seremos tus esclavas durante este fin de semana. Pero con una condición, nada de marcas.- dijo Maria. Acepté. Mi corazón latía a mil por hora. Iba a follar con las dos mujeres más guapas de todas las mujeres de mis amigos. Iban a ser mis putas privadas durante dos días, era alucinante. Nos montamos en el coche y fuimos a mi casa. Nada más entrar en casa, las agarré por la cintura y comenzamos a besarnos. Besaba alternativamente a Maria y a Ana, nuestras lenguas se entrechocaban mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. Noté como la mano de Maria me bajaba la cremallera y poco después estaba chupando mi pene mientras yo acariciaba el cuerpo de Ana. La desnudé rápidamente y admiré su cuerpo. Pellizqué sus pezones, pasé un dedo por su coño y noté que estaba húmedo, así que cogí a Maria por el pelo y conduje su cabeza hacia el coñito de Ana, quien lanzó un gemido de placer al sentir una lengua lamiendo su clitoris. Me puse tras Ana y la besé el cuello, la acaricié las tetas y, lentamente bajé una mano por su espalda, acariciando sus tiernas nalgas hasta que llegué a su ano. Con firmeza, metí mi dedo corazón en su ano y ...
... ella dio un respingo, pero no trató de zafarse, sino que lanzó un suspiro. -Soy virgen analmente.- dijo -¿Y tú?.- pregunté a Maria. Ella alzó una cara brillante por los jugos de Ana y asintió. Las obligué a cambiar y repetí la operación, pero esta vez María dio un gritito de dolor. -Empezaremos por ti.- dije y nos fuimos a la habitación. -Lubrica bien el culo de Maria.- ordené a Ana, quien obedeció fielmente mientras yo me ponía delante de María y la ofrecía mi polla para que me la chupase. Era una imagen espectacular. La belleza rubia lamía el culo de la belleza morena como si estuviese cubierto de nata. Veía pasar su lengua por toda la raja del culo y luego detenerse en su ano mientras sus manos masturbaban a María y luego llevaban aquellos fluidos hasta el ano para facilitar la dilatación. Sentí que estaba a punto de estallar sólo con verlas, así que me puse tras María y, lentamente, la penetré. María lanzó un grito, pero yo no me detuve, sino que aumenté el ritmo de mis enculadas hasta que mis huevos golpearon sus nalgas. Estaba en la gloria. Aferré sus nalgas con fuerzas y la follé con ganas, transformando sus grititos de dolor en gemidos de placer. Ana se colocó ante Maria con las piernas bien abiertas y la obligó a que le comiese el coño. Fue entonces cuando me di cuenta que Maria le gustaba a Ana y aquello me excitó aún más. Penetraba a Maria por el culo y por su húmedo conejo, hasta que sentí que me corría. Saqué la polla de aquel glorioso agujero y me corrí sobre las ...