1. A mi mujer y a mí, nos hicieron el amor


    Fecha: 15/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy un hombre de 25 años, de piel blanca, de 1,67 mts, no delgado ni gordo y estómago plano. Mejor dicho, mi cuerpo es bien formado y sin vellos (tal parece que estuve a punto de nacer mujer y a última hora pudo más las hormonas masculinas), en el que resalta increíblemente mis nalgas bien formadas que más bien parecen de mujer. Según mi esposa, cuando me conoció lo que más le atrajo de mí fueron mis nalgas y en verdad, tengo que aceptar que es así, antes me disgustaba que me dijeran eso pero después de lo que les voy a contar, me gusta que me las admiren a escondidas. Mi mujer tiene 22, de baja estatura pero con un cuerpo bien formadito, es decir, es bien dotada físicamente, no es una diosa pero atrae las miradas especialmente por sus caderas anchas y el busto, en su cara resaltan los labios carnosos y los ojos grandes, Usa cabello corto negro. Cuando me casé me fui a vivir a un departamento contiguo a una barra bar para gente de todas las clases, pero desde un mes atrás, este local se ha convertido en un sitio donde a partir de las doce de la noche, entran gente gay y heterosexual, pero de buena clase social y uno que otro de clase baja. Una noche estando sentado en la puerta de mi casa con mi esposa, tomándonos unos tragos, empezaron a ingresar personas gays en gran cantidad, le pregunté al dueño del local (que después supe también era gay) que cual era la novedad y me dijo que iba a ver un concurso para elegir a la reina de los gays. Al iniciar el concurso mi mujer quiso ...
    ... ver y entramos a mirar, el espectáculo era todo un acontecimiento, había unos maricones que parecían mujer en todo sentido. Bueno, esa fiesta era todos los sábados y por cualquier motivo hacían concursos y nos divertíamos tanto que éramos asiduos clientes de ese lugar, tanto así que empezamos a hacer amistades con ciertos gays de clase. Una noche me di cuenta que un hombre de aproximadamente 35 años, trigueño y peludo como oso, miraba con insistencia a mi mujer y quería acercarse. Ya entrada la noche, se acercó a la mesa y preguntó si podía sentarse con nosotros, yo no quise y le dije que ya nos íbamos como así lo hicimos. Al día siguiente, el dueño del local me llamó para decirme que el sábado próximo habría un baile de disfraces y que si quería asistir, además, dijo que el señor de anoche le había preguntado por mi mujer y que cómo se llamaba, diciéndole además, que si yo era gay y por qué ella andaba conmigo. Mi amigo lo dejó con la duda para ver que reacción él tomaba la próxima vez. El viernes que siguió, nos reunimos en mi casa con algunos amigos gays y les comenté lo sucedido, causándoles risa a ellos, pero a mi mujer la noté bastante interesada en el asunto. Unos de los gays me dijo, ay mi vida, pero es que a usted cualquiera lo confunde con ese trasero que tiene, si parece que te pones silicona. Mira, has una prueba, vístete como mujer y me dirás si el espejo miente, es más, si deseas te ayudamos a pintar y te ponemos guapísima y el sábado vas a la fiesta vestido así ...
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