1. Entregando a Lorena 29


    Fecha: 20/06/2018, Categorías: Anal Sexo con Maduras Voyerismo Autor: aristurman, Fuente: xHamster

    ... abrochándose la bragueta del pantalón. Solo comentó que la mina era muy, muy perra.El segundo hombre también tardó otros diez minutos en salir.Cuando salió el quinto, antes de que entrara el próximo, Lorena giró hacia mí y se abrió las nalgas con ambas manos, mostrándome que no solo su concha, sino también su ano dejaban escapar semen a raudales.Después del séptimo, recién correspondió mi turno; así que cerré la puerta detrás de mí y le pregunté a mi dulce esposa si ya era suficiente con ello.Ella sonrió y me dijo que tres hombres habían usado y abusado de su concha, uno solamente había querido sexo oral, otro le había acabado en la cara y otros dos habían preferido romperle el culo con unas pijas enormes; por eso había gritado tanto mientras la sodomizaban.Mientras me contaba todo, con un dedo se limpiaba los restos de semen en su cara y se los llevaba a la boca.Yo me bajé los pantalones y cuando ella se inclinó para chupármela, la tomé por los cabellos y la hice girar en el aire, apoyándola contra la pared.Le dije que yo también prefería darle por el culo; así que, antes de que pudiera protestar, me hundí en su trasero con toda la potencia de mi verga, ...
    ... arrancándole un lastimero alarido de dolor.La bombeé con locura durante un buen rato, hasta sentir que vaciaba toda mi leche dentro de su bien abierto y abusado ano…Cuando se la saqué ella no quiso mirarme a los ojos; simplemente me dijo que todavía quería más pijas y que yo podía irme para esperarla en casa. Yo le acaricié las nalgas sucias de semen de otros desconocidos sin decirle nada más y salí de la cabina para dejarle mi lugar a un octavo hombre y a unos cuantos más que estaban formando una larga fila.En casa me serví un whisky y me senté a esperar.Varias horas después por fin regresó Lorena. El estado en que llegó era deplorable. Las ropas estaban sucias de semen fresco, así como sus cabellos y su bello rostro. Sus piernas tenían arañazos y sus brazos varios moretones. Arrastraba los pies y entonces me di cuenta de que le costaba caminar, ya que apenas podía mantener las piernas cerradas.Antes de entrar al baño alcanzó a decirme que había sido usada por al menos veinticinco hombres y que la mayoría había querido cogerla por el culo. Sonrió cansada y me mostró un enorme consolador nuevo, regalo que le había hecho el dueño del lugar en agradecimiento… 
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