Muy Especial
Fecha: 22/06/2018,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... fuerte, pero su pene..., éste es alto pero hay algo en él que no me agrada. Éste, sentí que me tocaban mi pene que para entonces estaba totalmente erecto y mientras manipulaban mis testículos y mis nalgas, decía no es alto no es muy fuerte pero me gusta su pene, ¿si lo compro puedo hacer lo que quiera con él? - El va obedecer todas tus órdenes, tu vas a hacer lo que quieras con él y él va a hacer lo que tú le digas. - - El precio, estoy de acuerdo, pero ¿Cómo se lo tengo que pagar? - Hoy me dejas la mitad y dentro de dos semanas que te lo entregue y te enseñe a manejarlo me pagas el resto. ¿Vas a querer al tercero? - Sí, si me promete que va a ser dócil y obediente. - Eso te lo aseguro, además si lo necesitas podemos arreglar alguna manera de que vengas a castigarlo a nuestras mazmorras, supongo que en tu casa no cuentas con instalaciones tan completas como éstas, aquí tenemos diferentes aparatos para aplicar diferentes castigos. - Antes de que te enseñe nuestros equipos de tortura y sumisión, ponle este letrero al que te vas a llevar. - ¿Cómo se pone esto? - Cuélgaselo de las tetas para que sepan cuál es el que voy a entrenar. Sentí como me rozaban los pezones. - Así no, te voy a enseñar, si no lo haces con autoridad por más entrenado no te obedecerá. Sentí que me tomaban todo mi músculo pectoral izquierdo y me ponían algo como una pinza en el pezón el dolor fue insoportable y la mordaza no me permitió gritar. - Ahora tú. Volví a sentir lo mismo del lado derecho y ...
... escuché una risa ingenua, me retorcí del dolor. - - Vamos te voy a enseñar mis aparatos de tortura. Se escuchó abrir la puerta y una orden. El marcado a mi recamara, los otros a sus jaulas. - - ¿Cómo los tienes en jaulas? se escuchó alejarse a la voz más dulce. - Sentí una nalgada mientras una voz en tono sarcástico decía: No te vayas, en un rato venimos por ti. Se escuchó como bajaban uno de los cuerpos y decían: Mala suerte, tendrán otra oportunidad. Mientras se llevaban a mis compañeros del cuarto, yo no sabía que me dolía mas, si los pezones con las pinzas, además del dolor sentía que me ardía, o los brazos y las piernas que tenía a punto de entumecer. - Mira, este es obediente, no se ha ido. - Si sigue siendo tan obediente no sufrirá mucho su entrenamiento con el ama. - ¿Crees que nos permitan participar en sus castigos? - Si seguimos siendo sumisas y se aburre el ama te aseguro que nos dejan aplicarle alguno. - Ahora estate quieto. Me dijeron, bajaron unos centímetros mis manos de tal manera que pude apoyar las plantas de los pies. Cada una desató una de mis manos de la cuerda donde me suspendía y con gran habilidad, antes de que yo hiciera algo las pasaron por mi espalda y volvieron a atar mis muñequeras. Descansé un poco, sin embargo el ardor y dolor en mis pezones continuaba, sentí como ataban las correas al collar del cuello y mientras una detenía ambas, la otra pasó detrás de mi para desatarme el pie derecho, por instinto lo acerqué al izquierdo, que rápidamente me ...