Calentando al taxista - Relatos Eróticos

Calentando al taxista

Os quería contar lo que hicimos en nuestra última escapada nocturna. Después de cenar y tomar unas copas en un bar, al dirigirnos a tomar un taxi mi marido me pidió que le siguiera el juego cuando entráramos en el coche. Yo a esas alturas de la noche ya no llevaba braguitas bajo mi vestido, ya se las había dado a mi marido y con las copitas que llevaba cualquier juego me parecía divertido.Al llegar el coche mi marido me dijo que me sentara detrás del conductor y me subiera el vestido a la altura de la cintura, habíamos probado en nuestro coche y sabíamos que así no se veía nada desde el retrovisor. Yo llevaba un vestido por encima de las rodillas con suficiente vuelo como para subirlo o bajarlo fácilmente así que hice lo que me pidió mi esposo y me encontré sentada detrás de un chico de unos 25 años completamente desnuda de cintura para abajo, solo con mis medias negras de liguero y mis taconazos y con mi coño y mi culo en contacto directo con el vinilo de la tapicería.Al cabo de poco de iniciada la carrera, mi marido, haciéndose pasar por un amigo mío (ya le conocía ese juego) me empezó a preguntar por un chico del trabajo que supuestamente me insistía para salir con él, sabiendo lo que quería mi marido le empece a contestar con todo tipo de detalles las preguntas que él me hacia, que si habíamos salido? que que me había puesto?que si me había llevado a su casa? Yo le respondía a todo dandole los detalles más morbosos y excitantes que pudiera imaginar, lo hacía en voz ...

... baja, pero lo suficientemente claro para que el chico, que ya se había preocupado de bajar el volumen de la radio, nos oyera.Al llegar a uno de los pocos semáforos que había en el trayecto hasta nuestra casa, el coche se detuvo el primero de la fila a la izquierda de una furgoneta, que quedaba más alta que nosotros y por tanto con una visión privilegiada sobre el interior del taxi. Enseguida me apresuré a soltar el vestido para que me cubriera pero mi marido me dijo que no, que no pasaba nada, total el conductor de la furgoneta tampoco me veía la cara.Al reanudar la marcha seguimos con la conversación, a esas alturas yo estaba tan cachonda que al mismo tiempo que hablaba me acariaba. Mi marido continuo con su interrogatorio que si había intentado besarme? que si yo me habia dejado etc?Dándome cuenta de que ya estabamos llegando, me apresuré a ir poniendo fin a la historia y sin dejar que me preguntara nada más le di los detalles de una relación sexual con corrida en la cara incluída como cualquiera de las que tenía con él.Cuando llegamos, (se supone que era un amigo) le pregunté si quería entrar a tomar una copa a ver si tenía la misma suerte que mi compañero de trabajo inventado. Pagó la carrera y al bajarnos del taxi advertimos que donde yo estaba sentada había dejado el asiento un poco mojado, y me gustaría saber como de mojado tenía los calzoncillos el taxista.No haga falta que diga que esa noche no llegamos ni al dormitorio, nada más entrar por la puerta mi marido, me hizo ...