Una tarde de sexo
Fecha: 24/06/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Fantasías Eróticas
Autor: Gatitos, Fuente: CuentoRelatos
... normalidad, entre abrazos y besos, nos vestimos entre abrazos y besos, cocinamos entre abrazos y besos, comimos entre abrazos y besos... Al terminar de comer, nos acostamos a ver una película, "50 Sombras de Grey". Pero del cansancio que teníamos, nos dormimos abrazados cuando la película recién empezaba. De madrugada me despierto con un ruido extraño en la habitación, y lo que encontré me sorprendió y excitó al máximo. Permanecí con los ojos cerrados, sin que mí princesa se dé cuenta de que me había despertado. Escuché gemidos suaves. ¡Mí gatita estaba tocándose! Empecé a despegar los párpados lentamente, y automáticamente mí pene empezó a crecer. Ahí estaba ella, desnuda, con sus piernas abiertas y una mano en sus pezones y la otra en su vagina. Me delato a mí mismo y ocupo el lugar de sus manos -mi amor. Perdón, me desperté con muchas ganas y estabas durmiendo tan dulcemente que no quise molestarte.- -No hay problema, mí reina. Ya estoy despierto para lo que quieras.- -¿Sabes que es lo que quiero? -¿Qué, gatita mía? -Quiero que hagamos el amor... Quiero que me hagas el amor por... Quiero que me hagas el amor por mí trasero -Sí, potra. Como desees La volteé en la cama, levante su pelvis, y comencé a comer su traserito. Metí mí lengua y lo escupí, mientras sus gemidos inundaban la habitación. Metí un dedo ...
... dentro de su boca, para lubricarlo bien, y comencé a hacer presión sobre su agujero más cerrado. Hasta que cedió y se introdujo sin problemas. Y así con otro, hasta con un tercero. Ya con tres dedos en su culito, su vagina estaba súper mojadita, sus piernas temblaban, y entendí que era el momento, el momento en que tendríamos nuestra primera vez completamente anal... Me incorporé, me coloqué un preservativo, y sostuve sus manos para colocarles en su trasero para mantenerlo abierto, así lo hizo y acerque mí miembro a su agujero. Y... entro, lentamente, procurando que sienta el menor dolor posible. Ella acepto mí pene entre gemidos de dolor y placer, hasta que pudo entrar completamente. Al esperar a que se acostumbre, comenzamos con nuestros movimientos de cadera. El dolor ya no existía, estábamos ante una de las mejores experiencias de nuestras vidas. Decidí hacer algo que sabía que le gustaría... Saque mi pene por completo de dentro de mí gatita, sin que se dé cuenta me quite el condón y, aprovechando el gel masajeador que había quedado en mí habitación, unté mí miembro con él para volver a introducirlo en su culito. Esta vez entro con más facilidad. El roce de su interior sobre la piel de mí pene era sensacional. Después de unos minutos, no pude evitar explotar. Lo hice en su interior, cómo había planeado.