1. Doña Amparo


    Fecha: 26/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Doña Amparo, es la abuela de Carlos, mi amigo de toda la vida. Esto que voy a contar me paso cuando Carlos y yo, que me llamo Eduardo, teníamos entre 15 y 16 años, de esto fue hace varios años, aunque el paso del tiempo no dejo que sigamos haciendo lo que empezamos a esa edad. Carlos y yo ahora tenemos 21 años, mi amigo trabaja con su padre y yo estudio y muchas veces voy con ellos a trabajar, somos amigos desde el instituto. Carlos es colombiano y yo argentino, él vive con sus padres al igual que yo, pero lleva el añadido de que su abuela, la madre de su madre vive con ellos Doña Amparo, una mujer viuda de 62 años, de caderas y nalgas muy generosas, tetas grandes, bastante entrada en kilos, muy risueña y siempre esta de muy buen humor. Nosotros a esa edad nos inventábamos a quien habíamos cogido, por donde, siempre veíamos pelis porno, teníamos las hormonas a flor de piel, estábamos detrás de todas las chicas que conocíamos, las queríamos coger, lo normal de muchachos de esa edad. Una tarde en casa de Carlos, él me llama que venga rápido, yo fui y estaba con un calzón de su abuela, enorme, amarillento por delante, con un fuerte olor a orín, y donde iría el culo, tenía como manchas marrones, que pensamos que era la caca de la vieja, huy, haber visto eso fue para nosotros una locura, lo olíamos, lo manoseábamos como si estuviéramos manoseando a la vieja, lo apretábamos, y nos empezamos a hacer la paja, dejando ese calzón lleno de leche, Carlos lo dejo en la ropa para lavar ...
    ... y nos fuimos Al otro día volvimos por si encontrábamos otro, pero no hubo suerte, rebuscamos haber si encontrábamos uno de su madre, pero tampoco, así pasamos un par de veces mas, y encontramos otro calzón de Doña Amparo e hicimos lo mismo que con el primero, yo creo que su abuela se había dado cuenta de que encontraba su ropa interior llena de leche, ya que los había empezado a dejar arriba, fácil de encontrar, ahora encontrábamos también el sujetador, enorme, pero perfecto para nuestras pajas, no nos dábamos cuenta que era todo muy fácil, hasta que una tarde, que pesábamos que no había nadie, estábamos oliendo y tocando el calzón de Doña Amparo, se abre la puerta del lavadero, "así los quería encontrar, muchachos mal criados, ahora se quien me deja mis calzones todos escurridos de leche", nos decía con cara de pocos amigos, y nosotros parados, con los pantalones en los tobillos y nuestras pijas duras, no sabíamos que hacer, "y miren como están, desnudos y con sus vergas duras", nos dijo la abuela de Carlos, nosotros nos queríamos morir de la vergüenza, "pero y por que hacen eso muchachos del demonio?", nos seguía diciendo Doña Amparo, nosotros no podíamos decir palabra, estábamos asustados, no sabíamos que hacer, ya se notaba que Doña Amparo se divertía con nuestra situación, tenía una mueca de sonrisa en su cara redonda, "que desperdicio de leche", nos dijo, recogiendo su pelo que lo tiene hasta la cintura en una coleta y ella nos agarro de la pija de cada uno y así como ...
«1234»