Mi tía Silvana
Fecha: 30/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos
Me presento, mi nombre es Darío y les contaré algo que me pasó cuando tenía 20 años, hoy ya viví muchos más que esos 20 pero los recuerdo, como si hubiesen sido ayer, tal vez porque a esa edad estaba dando mis primeros pasos en lo que a sexo se refiere; tal vez más de uno diga “¡Que grandote boludo, yo empecé 8 años antes!”, pero bueno yo comencé a esa edad, cada uno empieza cuando puede y quiere; pero volviendo a la historia les digo que a esa edad y recién comenzando, a toda mujer que alcanzaba me cogía y no sé si por mi facha, por mi caradurez o por qué, de 10 a las que corría a 9 alcanzaba e iban a parar a la catrera. A una que le tenía ganas, muchas ganas, era a una tía que se llamaba Silvana y si no le tiraba los perros era porque ella era mi tía y por la enseñanza que me habían dado, a las mujeres de la familia no había ni que mirarlas. Lo cierto es que Silvana estaba casada y tenía dos hijos pequeños, 5 el mayor y 2 la más pequeña. Su marido era camionero y a los 30 años, con estos dos niños, la abandonó. A mí, que en ese momento tenía 18 años, realmente no me movió ni un pelo porque en ese entonces, ni pensaba en mujeres; pero… dos años después la cosa fue diferente, pues para mí en ese momento, era cierto aquello de que “Todo bicho que camina va a parar al asador”; pero Silvana era familia, por lo que no quería quedar mal con nadie, a raíz de lo que se me había machacado, por lo que me contenía, hasta que un domingo, ella le propuso a su hermana, mi madre, viendo ...
... que yo me la pasaba durmiendo por el sacrificio que hacía durante la semana, que si al volver alguna noche, estaba muy cansado que me quedase en su casa, la que estaba mucho más cerca de la facultad que la de ella. Cuando me levanté de dormir la siesta, ya Silvana con sus hijos se había ido, mi madre me contó que ella le había dicho que, dado que me levantaba a las 5 y media de la mañana para ir a trabajar, y que volvía a las 12 de la noche, ya que después de trabajar iba a la facultad, si algún día estaba muy cansado me quedase en su casa. Realmente en ese momento me pareció una excelente idea, ya que ganaría mucho tiempo, mucho para mí, para otro tal vez no, pero quedándome en su casa me podría acostar media hora más temprano a la noche y me podría levantar casi media hora más tarde a la mañana por lo que a la mañana siguiente la llamé por teléfono para agradecerle la sugerencia, no lo hice en el momento en que mi madre me lo contó porque no teníamos teléfono. Cuando la llamé para agradecerle me dijo que no había porque darlas, que yo me sacrificaba mucho, que algo de tiempo ganaría, que si se había largado a llover y no había llevado paraguas o si hacia refrescado y no había llevado suficiente abrigo que igual fuese a su casa y que se yo cuantas cosas más. Esa noche al regresar a casa, contento, le conté a mi madre lo que me había dicho y, como era de esperar, ella me dijo que lo hiciese pero sin molestar, es decir que no me excediese, ya que su hermana estaba sola y debía ...