1. Entre-acto. Despertar en el intervalo


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Dominación Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... el bebí mi sangre, tan solo tuve que apretarle con los labios y que retuve en mi boca, luego terminé el trabajito, tenía dudas si te correrías, pero no me fallaste, me dio la sensación de estar pajeando a un muerto. A tu penetrador le teñí de rojo vivo, y se mezcló en mi boca, y esa mezcla la guardé en una fina vasija de vidrio, tengo un filtro de amor para que no me abandones. Tu semen antes ha sido sangre y tu cuerpo la transformó en semen, y mi sangre menstrual es la única que tiene que ver con el amor, y que sepas, que es cuando más me gusta que me follen, me gusta ver el penetrador enrojecido ¿Y cómo te encuentras? —No imaginaba este despertar. Me un poco duele la cabeza, el pómulo, la piel del pómulo y la contrapartida, han sido tus palabras ¿Debo saber algo antes de que vuelvan? —Si y nunca se lo digas, te lo debo. La gorda era espía, mi padre pagó a tus amigos para esa fiesta de parejas, todo fue un montaje, ellos se llevaron un buen pellizco, el dinero todo lo puede y la gorda te mintió desde el principio, sin embargo la ignorante no se dio cuenta que te ayudaba y lo peor, es que es la preferida del que te rompió la cara. Y aún me rio de ese medio polvo, no imagino su cara si se lo cuenta. Casi me mareo de nuevo, lo que hace el poder del dinero. Me miró y su sonrisa se fue borrando lentamente. —¿No puedes moverte? – Dijo alarmada. Era cierto, no me había movido, mi cerebro era obediente, la orden seguía activada, al primero que pedí respuesta fue al penetrador, ese ...
    ... empuje final que haces tanto al orinar como al eyacular, y la tranquilidad invadió mi cuerpo, tampoco me había dado cuenta de la temperatura, y un acto reflejo, aparté un poco la sábana que me cubría. —Si tía, puedo moverme ¿Cuánto tiempo he estado fuera de combate? —Casi dos horas. —Tendré que enfrentarme a ese tipo, y necesito que me proporciones algunas cosas. Tres botellines de cerveza vacíos, el vidrio de color verde, marrón y blanco, tres metros de cuerda fina, un par de guantes metálicos, como los que utilizan los carniceros y polvos de talco. También celofán azul oscuro. Velas de color rojo, papel y rotuladores. —¿Para que necesitas todo eso? —Es secreto, y saber dónde está mi coche, necesito más cosas que están en él, nada más. Conectó el móvil, habló y luego fue acercándose a la mesa que había junto a la ventana. Y en ese momento entraron resoplando. —¿Jugando a darme esquinazo? – Increpó a su hija. Le miró sin responder, les dio la espalda. Los dos me miraron perplejos. —¿Cómo te encuentras? – Preguntó Lord. —Dolorido, la cabeza mal, pero resistiré. Necesito tiempo, y cerraremos el círculo. —¿Vas a volver a las andadas? Preguntó Lord entrecerrando los ojos. —He dicho terminar este asunto, te libero de la deuda que te has inventado, ninguna de las dos existen, no puedes obligarme a coger lo que me ofreces. —¿Desprecias a Tillia? – Mirada inquisitiva. —Es una persona libre, no me puedes dar algo que no es de tu propiedad. —Forma parte de esto, si es de mi propiedad. ...
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