1. Alicia sin su marido


    Fecha: 05/07/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... con la toalla que trajo él atada antes a la cintura. Le solté las esposas de las muñecas y volví a atarlo, pero esta vez de cara a la columna, dejando su culo a mi vista, e introduje la mesa entre la columna y su cuerpo de manera que quedaba ligeramente inclinado. Le dejé allí y subí a asearme un poco. Cuando bajé, lo hice con una polla artificial, un consolador que se coloca en el sitio donde los tíos llevan su polla mediante unas correas. Me dirigí a David con el lubricante y comencé a lubricar su culo. Aunque hizo un gesto de resistencia, comprendió pronto que si él me había enculado a mí, yo iba a encularlo a él ahora, y sobretodo comprendió que estando esposado y tratándose de la mujer de su jefe, no tenía más solución que dejarse hacer. Me puse detrás de él, apunté la polla de plástico en su agujero y, sin piedad ninguna, sabiendo que iba a hacerle daño, se la clavé entera dentro de su culo. No gritó, pero todos los músculos de su cuerpo se encogieron de dolor. Una vez dentro, me solté las cintas que me sujetaban la polla artificial y se las até a él a su cintura, de manera que ...
    ... se le quedó dentro sin que pudiera sacársela aún empujando. Retiré la mesa y me puse al otro lado de la columna, delante de él. Su cara delataba el dolor que sentía, de tal manera que me apiadé y me agaché delante de él. Cogí su polla con una mano mientras que con otra le acariciaba los huevos. Pronto estaba de nuevo erecta. Comencé a lamerla, desde la base hasta arriba, deteniéndome en su capullo. Cuando la erección fue completa, me la metí en la boca y empecé a follármela. La sacaba y la metía dentro de mi boca, procurando que cada vez entrara un poco más. Al poco tiempo, la tenía dentro por completo, de manera que cuando se corrió no tuve que preocuparme de tragarme el semen, pues lo hizo directamente en mi garganta. Terminada la aventura, subí al piso, me duché y me vestí. Solamente cuando hube terminado bajé y le liberé el consolador de su culo y las esposas de sus muñecas. Volvimos a abrir la puerta del taller y el día transcurrió con total normalidad. A los pocos días volvió mi marido. Todavía cuando bajo al taller David me mira con deseo, pero esta vez tiene motivo para ello. 
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