Mi segunda verga: la antesala a mi primera doble (1a parte)
Fecha: 06/07/2018,
Categorías:
Gays
Autor: RodrigoMH, Fuente: SexoSinTabues
... tono claro del resto de su cuerpo, unas venas se marcaban sutilmente y el glande era perfectamente proporcional a su tronco, parecía tallada a mano, como la verga que cualquiera hubiera deseado poseer (hoy tengo 29 años y después de haber probado sinnúmero de pijas, sigo pensando igual), unos pocos vellos claros que mantenía cortos permitían apreciarla en su esplendor. No era tan gruesa como la de Ricardo (esa si era gruesa y cabezona) pero sí más larga: 23cm medí en una oportunidad posterior. ¡Era un hombre perfecto! Me rendí y caí de rodillas, con la punta de mi lengua cogí esas primeras gotas de ambrosía preseminal que estaban a punto de perderse en el suelo. Uno hilo de ella unió unos centímetros mi lengua a su glande, hasta que expulsó otras gotas con un suave gemido de extremo placer. Me apresuré a recogerlo y comencé a jugar con mi lengua y labios en su glande. Me tomó con sutileza por el mentón mientras se balanceaba con suavidad para ingresar a mi boca. Sus gemidos se aceleraban y acrecentaban mi placer: comencé a sentir como ingresaban y se arrastraban por mi lengua cada uno de esos 23 centímetros de carne apetitosa. Entraba y salía, entraba y salía a una velocidad que aceleraba de a poco, yo solo escuchaba sus cada vez más fuertes gemidos mirando su cara de placer, siempre que podía me sonría, para luego morder sus labios, llevar atrás su cabeza y gemir con más fuerza. Era demasiado atento conmigo, estaba pendiente a cada uno de mis movimientos y antes de hacer ...
... cualquier cambio, se preocupaba de mi comodidad. Cuando llegó al fondo de mi cavidad oral, y quedando aún algunos centímetros fuera de mi boca, comenzó a embestir con cada vez más fuerza y siempre atento a mis reacciones, bufaba de placer, yo lo dejaba que golpeara con fuerza, quería tragarla entera y hacerlo llegar al éxtasis. Cuando en esa posición noté que no podría entrar más, la saqué de mi boca me puse de pie y lo besé con locura mientras me abrazaba y acariciaba -¡Qué rico culo!- dijo mientras lo apretaba con fuerza. Aproveché para tumbarlo en el sofá y me monté hacia atrás en 69, paré mi cola y arqueé mi espalda lo más que pude dejando a su contemplación mi culo lampiño y blanco –WOW- exclamó -¡Qué rico bebé!- Solo Ricardo me llamaba así, por lo que sentí cierto cargo de conciencia, pero qué importaba, no podía echar pie atrás. De pronto sentí su lengua en mi culo y me estremecí de goce, con sus manos abría mis nalgas mientras recorría con ímpetu mi hoyo. No me contuve más y llevé su verga hasta lo más profundo de mi garganta de una sola arremetida, llegué con mis labios hasta la base del tronco y lo mantuve ahí varios segundos, su olor a hombre aún lo guardo en mi memoria. Escuché un tremendo grito de placer ahogado entre mis nalgas, luego gemido tras gemido me di cuenta de cómo estaba disfrutando. Me sentí increíble al ser capaz de entregar tanto placer a un hombre tan guapo, por lo que comencé a moverme para que su glande recorriera cada rincón de mi garganta. La pija ...