Me gusa lo prohibido.
Fecha: 08/07/2018,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Tabú
Autor: elubitsch, Fuente: xHamster
... cómo se me pone contigo, mira, suegra.De un tirón me bajé los pantalones con furia saliendo disparado mi cipote como cuando se suelta una catapulta.- ¿Con este trabuco me embadurnaste las bragas?- preguntó agarrándolo con una mano clavándome las uñas. Vengo a que me embadurnes a mi, yerno cabrón. Nunca he estado tan emputecida con un hombre. Has conseguido sacar toda la puta que llevo dentro, yerno.Creo que si yo me lo hubiera propuesto, hubiese sido capaz de correrme sólo con escucharle llamarme yerno.- Lo que pasa que nos encanta lo prohibido, suegra- dije yo.Metí las manos por dentro de sus bragas agarrando y arañando sus glúteos temblorosos y fríos como flanes, mientras nos morreábamos descoordinados.- Me apetece mucho lo prohibido, yerno. Espera un momento, no vengas hasta que te avise. Despegó su mano de mi cipote y salió de la cocina dejando la puerta cerrada.A los pocos minutos una llamada en mi teléfono. Era ella:- Yerno, ya puedes venir. Te espero en el dormitorio.Salí de la cocina quitándome la ropa. Al asomarme al dormitorio iluminado por la lámpara de la mesilla, descubrí a mi suegra a cuatro patas, con las rodillas al borde de la cama y oculta por el edredón desde la cabeza hasta la cintura, dejando al descubierto sólo su culazo. Llevaba puesto un tanga de mi ex y también sus botas de tacón hasta la rodilla. Por un momento dudé quién era de las dos.La duda me daba aún más morbo. Comencé a acariciar aquellos suaves globos de su grupa. A olerlos, pasando mi cara ...
... por todo ellos, mis labios, mi boca, sujetando sus muslos. Ella permanecía en silencio. Apenas se oían unos leves gemidos ahogados en las sábanas. Creo que quería alimentar mis dudas sobre quién era ella.Pero en el fondo yo sabía que era mi suegra. Su perverso juego era delicioso. Al apartar el tanga de su vulva, noté su tela más empapada que nunca. Completamente calada.Meti mi nariz por entre los labios carnosos, reblandecidos y empapados, subiéndola para que pasara por ellos también mis labios y mi lengua, acariciando y saboreando cada centímetro a su paso. Deleitándome con su olor, su tacto y su sabor. Me encantó sentir los brochazos de su frondoso y mojado vello púbico barnizándome la cara.Yo seguía subiendo y bajando mi boca y nariz a lo largo de la deseosa raja de su entrepierna, cada vez más abultada, abierta y chorreante. Cada vez eran más perceptibles sus gemidos de perra mimosa bajo el edredón mientras movía sus caderas hacia dentro y afuera apretando contra mi rostro embriagado de deseo. Nunca había sentido algo igual ni en mi cuerpo ni en mi mente.De mi falo no dejaba de fluir el líquido seminal que deja lubricados sus conductos para la eyaculación. Lo tenía completamente arqueado, apuntando hacia el ombligo. Parecía un auriga enhiesto cabalgando sobre mis cojones hinchados y velludos.Completamente enloquecido comencé a mordisquear y a azotar su culo que se movía como si fuera gelatina enrojecida. Penetré su coño con mi inquieta lengua, clavando mi nariz en su ano, ...