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Regalo de Navidad
Fecha: 01/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
"La Nochebuena llegó y como todos los años mi esposo Raúl quiso celebrar con su familia. Generalmente pasamos el 24 en casa de sus padres y el Año Nuevo en casa de mi familia. La verdad es que a mí no me hacía ninguna gracia estar en su casa pues su madre y sus hermanos son un poco simplones y la velada suele ser por demás aburrida. Después de la cena con su madre y sus dos hermanos le pedí que nos fuéramos pues estaba muy cansada, la verdad es que no quería pasar horas y horas hablando de trabajo, enfermedades ni del pasado. Pero Raúl insistió y pasamos a la sala. Afortunadamente su madre se fue a dormir y nos quedamos mi esposo, sus hermanos y yo platicando, esta vez más animados que antes. Por supuesto que no faltó el alcohol y como a las dos de la mañana ya estábamos un poco mareados, sobre todo Raúl quien solo toma en estas fechas o cuando la celebración es muy importante. Como a las 2:30 Raúl se quedó dormido en un sofá y mis cuñados y yo continuamos charlando. La plática no tenía un tema específico pero de alguna manera sentí que ellos trataban de llevar el tema hacia el sexo. Finalmente comenzaron las preguntas indiscretas y yo, sin querer comenté que mi vida sexual era un poco aburrida. Ellos dieron muestra de interés y siguieron preguntando hasta que estuvieron bien enterados de detalles muy íntimos. Para entonces yo me había desinhibido completamente y ellos más aun. Sin darme cuenta ellos se fueron acercando cada vez más hasta que los tres nos encontramos en el ...
... mismo sillón. De pronto Juan puso su mano en mi pierna y Alfredo pasó su brazo por mi hombro, yo no me inmuté pues lo tomé como un gesto de comprensión, pero cuando Juan comenzó a acariciar mi pierna ya no me pareció tan fraternal. Poco a poco metió la mano bajo mi falda acariciando por sobre mis medias y a mí me comenzó a entrar un sentimiento de culpa mezclado con el deseo. Por su parte Alfredo recorría mi espalda desde la nuca hasta la cintura provocando en mi un cosquilleo muy placentero. Observé a mi marido y medí qué tan dormido se encontraba. Me pareció una locura pero una parte más fuerte de mi tomó la iniciativa. Me recargué hacia atrás y alcé la cabeza. Pareció ser la señal que esperaban y de inmediato Juan empezó a besarme el cuello mientras metía la mano hasta mi pubis. Por su parte Alfredo empezaron a masajear mis senos. Me sentí completamente liberada y puse cada una de mis manos encima de sus penes, estaban duros y sentí que mi party se humedecía. Entonces Alfredo se puso de pie y abrió el zíper de su pantalón. Yo entendí la idea y le ayudé a sacar su animal que parecía a punto de estallar. Juan no quiso quedarse atrás y también se puso de pie mostrándome un pene aún más grande. Ambos se pusieron frente a mí y yo, sin complejos de ningún tipo comencé a darme gusto con las vergas de mis cuñados, metía una y otra alternadamente en mi boca sedienta de carne, mientras con las manos estimulaba sus testículos y la base de sus miembros. Después de un rato me levanté y ...