EL DILEMA DEL MILITAR (la conciencia)
Fecha: 10/07/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... índice después con bastante lubricante, comencé a hundirlo también entre la saliva que se depositaba en el culito. Lo hundí lentamente hasta tocar el volumen de su próstata y ahí lo dejé, ya tenía dos dedos completamente adentro y apenas lo soportaba, así que acariciaba solo esa bolsita sin movimientos fuertes. Él gruñó de placer, o de dolor, cuando se sintió penetrado por mis dedos. Intentó elevar su espalda para masturbarse, pero yo lo detuve y lo hice acostar completamente sobre la cama respingando sus nalguitas y seguí con mi labor, volví a meter los dedos, sin embargo, siguieron sintiéndose apretados en su recto; comencé a moverlos circularmente y a abrirlos con suavidad hacia arriba y hacia abajo. Saqué los dedos. El culito de mi primo estaba rosado y evidentemente dilatado, tanto que los movimientos de contracción que hacía me ponían peor de lo que ya estaba. Unté más lubricante en mis dedos y volví a hundirlos, persistía algo de tensión pero sin duda resbalaron suave, decididos, hasta la próstata. -Ya va, ya va, que siento que me voy a mear. -Seguramente ya vas a acabar. -No, no, aun no, después. -¿Cuándo? –pregunté. Respondió reculando, buscando por sí mismo. Siendo así, yo me dispuse, le saqué los dedos y sostuve mi pene sobre su húmeda entradita suspendido ayudado con mis brazos, sin moverme, esperando que, si así lo quería, él mismo se lo encajara. Sin duda que lo intentó. Él iba subiendo sus caderas y con sus manos iba conduciendo mi verga babeante, yo firme ...
... suspendido pero sin imponerme. -Abre bien tus nalgas con las manos –le recomendé. -No puedo –dijo Rafa recostado sobre la cama y elevando sus nalguitas, mientras su cara volteaba hacia mí, con una cierta súplica –. Hazlo tú, anda, métemelo tú –pidió. Yo miré la preciosura de cuerpo que se me ofrecía, Sus blancas nalguitas elevadas y entreabiertas, resguardando un culo tan apretadito y delicioso, de textura tan suave. No pude negarme, mi conciencia ya me había abandonado. Me recosté entonces a su lado y lo abracé en cucharita, puse mi brazo bajo su cuello y con mi mano izquierda dirijo mí ya lubricado pollón justo en el pocito, en su entradita. Amoldé mi abdomen a su espalda. Empujé un poco mi tronco hacia delante, y le besé los pelitos incipientes que bordeaban su nuca. Sonreí porque Rafa como que en serio no sabía lo que estaba pidiendo. Lo apreté entre mis brazos y se lo empujé un poquito, nada más para que tuviera completa su lección. Gimió como una carajita pero yo no lo solté. Apoyé mi mentón en su hombro y volví a empujar contra él con algo más de fuerza. -Ay, ay. No, no, mejor no –gritó ya. Yo terminé por reír pero no retrocedí. Incliné mi boca sobre su oído, y dejé quieto mi cuerpo, mi cabeza había entrado pero estaba muy apretado. -¿Ah?- dije en burla -Me dolió mucho sácala por faaavor, - lo dijo en un grito ahogado y una lágrima a medio salir -Es que hacer eso no es fácil. Yo podría metértelo más pero te rompería. Y si te doy como debe ser tendríamos que correr al ...